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Esta es la joven wayú que trabaja para que su cultura viva

La historia de Ruth Uriana se cuenta en Memorias de

la resistencia, un

filme sobre los sobrevivientes.

  • Ruth será una de las protagonistas del foro #NoMeQuieroMorir organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica y que se realizará en el Parque de los Deseos el 15 de septiembre. La programación completa se puede consultar en: museodememoria.gov.co. FOTO cortesía
    Ruth será una de las protagonistas del foro #NoMeQuieroMorir organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica y que se realizará en el Parque de los Deseos el 15 de septiembre. La programación completa se puede consultar en: museodememoria.gov.co. FOTO cortesía
  • Esta es la joven wayú que trabaja para que su cultura viva
03 de septiembre de 2018
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Ruth ahora tiene 19 años, estudia administración de empresas en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) y se destaca como una joven líder de su comunidad, la vereda Alewa Los Monos (corregimiento de Juan y Medio) donde hay 18 familias en total con las que ella trabaja, todas desplazadas, asegura la joven.

La labor de líder la aprendió de su padre Ramón Uriana, que es docente. Ella no se imaginaba que iba a terminar imitándolo porque cuando estaba pequeña pasaba poco tiempo con él por las ocupaciones de este en La Guajira.

Tenía solo cinco años cuando la desplazaron con su familia de Maicao, municipio de ese departamento. Hacían parte de la población indígena wayú que lo habitaba. Había nacido allá. Fue hace 14 años, en el 2004, cuando hubo cuatro masacres en La Guajira: en Uribía, Urumita, en San Juan del Cesar y en Maicao. La del municipio de Ruth fue el 11 de mayo: paramilitares del Frente contrainsurgencia wayú, del bloque norte de las Auc, asesinaron a cinco personas. A Ruth Esther Uriana de Armas y a su familia les tocó irse.

Esa fue la razón por la cual llegó a un lugar que es diferente a cualquier ranchería porque en él se ven árboles, no es un asentamiento en pleno desierto, aunque todo está sobre tierra amarillenta; es el corregimiento de Juan y Medio, en el municipio de Riohacha.

Ella hablaba español y allá tuvo que aprender el wayuunaiki, lo hizo en unos dos meses. No es una zona wayú, dice ella; hace parte de la Sierra Nevada, hay afrodescendientes, wiwas, arhuacos y koggis. Viviendo allí aprendió de interculturalidad y a entenderla haciendo parte de ella.

El llamado a liderar

La vocación la sintió hace dos años, cuando tenía 17 y asistió a un encuentro de jóvenes rurales porque su padre no podía hacerlo y necesitaban a alguien como ella que, además de wayuunaiki, hablara español. La reunión era el Tayronaka, un hotel en la vereda Don Diego, en Magdalena. Hasta allá llegó Ruth, incrédula aún de su papel de representante de los jóvenes, de líder, y ocupando un lugar, cuenta ella, que su padre se ganó en diferentes encuentros gracias a su trabajo.

De ese primer rol como vocera de los jóvenes de su comunidad se llevó aprendizajes, unos muy técnicos, como saber manejar una cámara, y otros más profundos: “Ser líder es hacer las cosas sin esperar nada a cambio, estar comprometido con una comunidad que espera algo de ti”, señala.

Esa tarea se comenzó a consolidar cuando entró como suplente en representación de los jóvenes a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC. Rápidamente se convirtió en titular.

El propósito allí era incluir en el debate a los jóvenes rurales, sus intereses, dificultades, sueños, proyectos y derechos.

Por su cultura

Donde ella vive, en Alewa, comenzó a trabajar con dos poblaciones específicas: mujeres y jóvenes. Su propósito era contribuir al desarrollo de la calidad de vida de ellas y lo empezó a hacer desde distintos frentes, por ejemplo, capacitándolos en herramientas digitales, como YouTube, por medio de las cuales pueden contar experiencias de vida; y adicionalmente dándoles cursos de gestión de riesgos y primeros auxilios en los que ella se ha entrenado.

“Nos concentramos en las nuevas generaciones, sobre todo fortaleciendo la cultura porque se está perdiendo”, señala Ruth. El problema, deduce ella, es que sus jóvenes vecinos y compañeros, que son tan diversos, tienen dificultades comprendiendo esa interculturalidad de la que hacen parte y la relación que tienen con los arijuna (personas no indígenas).

Eso no solo sucede en su vereda, relata ella, pasa “en toda la Guajira”, sobre todo en los entre los jóvenes wayú que se apenan de sus comunidades y prefieren occidentalizarse. Por eso trabajan en la identidad, “que ha pasado entre generaciones”, señala la joven.

“Siempre sufrimos de discriminación, por ejemplo, al ingresar a la universidad o al irnos a vivir a la ciudad, por eso debemos fortalecer el respeto por nuestra cultura y entender la diferencia”.

Entonces le parece importante hablar con su comunidad del matoneo porque, según ella, a ellos les toca enfrentarse a él cuando están fuera de sus comunidades. Además, considera fundamental socializar experiencias de éxito que los animen a construir un proyecto de vida, a ser jóvenes exitosos a pesar de las dificultades, que no son pocas, porque allá en Alewa han tenido unas muy grandes, algunas las han resuelto, pero otras siguen ahí. Lo importante, señala Ruth, es que son una comunidad y actúan de esa manera, hasta para buscar las soluciones.

Un ejemplo es que hace poco lograron tener una escuela, sede de la Institución Etnoeducativa Sierra Nevada, que abarca tres corregimientos, entre ellos Juan y Medio. Antes, los niños caminaban una hora para ir a recibir sus clases. Pero todavía hay un asunto sin resolver: el del bachillerato, a ellos les sigue tocando hacer el largo desplazamiento a pie hasta el pueblo de Cascajalito.

Ruth Esther Uriana de Armas es la voz de los jóvenes rurales e indígenas. Su mayor logro, hasta ahora, es conseguir que los jóvenes de su comunidad comprendan qué es pertenecer a una sociedad diversa y que deben destacarse en ella.

Así, Ruth, que alguna vez sintió el llamado de la medicina, no le hizo caso a esa misión y se enfocó con orgullo en su territorio. Hoy es una líder que trabaja con su comunidad en Alewa, especialmente con los jóvenes, esos que ella cree deben sentirse muy orgullosos de ser wayú y, por eso, ella lucha para que conserven su identidad

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hora se tardan caminando al colegio bachillerato los jóvenes de Alewa Los Monos.
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corregimientos tiene Riohacha, uno de ellos es Juan y Medio, donde vive Ruth.

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