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Blackstar, el último disco de David Bowie

  • Blackstar, el último disco de David Bowie
11 de enero de 2016
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Reseña de uno de los lanzamientos más importantes de 2016.

Blackstar (2016) de David Bowie

Es una obra maestra de principio a fin, alejado del rock, cargado de drama, tensión, histrionismo y más orientado a una propuesta de tipo avant-garde. Parte de la clave para comprender el sonido del álbum está en la canción Heat, el corte que cierra The Next Day (2013). Violines atonales muy bajos, que se repiten al inicio del álbum, justamente en Blackstar. Las siete canciones que conforman este trabajo de 41 minutos transitan por sonidos que van desde el jazz fusión, drum´n´bass, ambient, electrónica, hip-hop, rock progresivo e industrial y aires folk. Esto marca una distancia importante respecto de The Next Day, un disco que estuvo más enfocado en el retro rock, con el que Bowie quiso además recuperar sus raíces de la etapa de Berlín a finales de los setenta. Así que el artista inglés una vez más sorprende, pues se especulaba que el nuevo álbum conservaría una onda nostálgica. ¡Error! Bowie no se repite, avanza, experimenta, propone y lo hace de manera acertada. Va dejando pistas para que armemos ese rompecabezas de especulaciones que muchas veces suele ser desacertado, pues con Bowie lo único cierto son los hechos y que no se despega de su productor Tony Visconti, clave en este álbum.

Como buen artista hermético y milimétrico, se toma su tiempo y toma las decisiones correctas para dar forma a las ideas que rondan en su cabeza. La primera, fue cambiar de banda. Esta vez la base rítmica está de la mano de los mejores músicos de sesión de la escena del jazz de Nueva York, especialmente del saxofonista Donny McCaslin. Lo segundo, que ha alterado la zona de confort del artista, es que no hay solos de guitarra, el saxofón lidera el ensamble musical y es la primera vez que un álbum de Bowie no tiene su imagen en la portada. El logo símbolo con su apellido tiene un guiño especial a los años de Ziggy Stardust. Otro aspecto para destacar es que dos de los temas de Blackstar ya habían visto la luz: la Scottwalkeriana Sue (Or In a season of Crime) y Tis a Pity She Was a Whore, ambas incluidas en el compilado Nothing Has Changed (2014). La primera fue grabada nuevamente y dista de la primera versión junto a la compositora Maria Schneider. Otro de los temas destacado es Lazarus, una pieza dramática que Bowie trabajó para una obra de teatro en Broadway y que se lanzó como sencillo a finales de 2015.

No es la primera vez que Bowie se adelanta o da pistas de los pasos que dará. Lo hizo con Diamond Dogs en el 74 y en Heathen (2003) al incluir algunas piezas que ya habían visto la luz. El disco está unificado desde el sonido, más que desde el concepto de sus letras, varias de ellas con personajes muy definidos y metafóricos como ‘bluebirds’ e hijos pródigos. La idea central gira en torno a sobrevivir y tener que vivir de por vida con un marcapasos, el mensaje para darle el nombre al álbum. Musicalmente es inevitable asociarlo con King Crimson, Scott Walker, Miles Davis, Zappa y Henry Cow. Es un disco que denota una nueva etapa en la carrera de Bowie, quien a sus 69 años es un sobreviviente que ha sabido sacarle provecho a la cercanía con la muerte y lo cruel que puede ser la vida. “Mañana, es para quienes anticiparon su llegada”, decía un aviso promocional del álbum Heroes en 1977. Ahí está la clave del modelo Bowie 2016.

[Publicado el 10 de enero de 2016 en Generación]

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