Atrás quedaron 21 años de frustraciones para Nacional en la Copa Libertadores al vencer 2-1 a Sao Paulo (4-1 en la serie) anoche en el estadio Atanasio Girardot y llegar a su tercera final en la historia de este certamen. No fue un partido fácil, pero el conjunto antioqueño se mostró superior e indiferente a los quilates con los que contaba el club brasileño, calificado alguna vez como el mejor equipo del mundo.
El sueño de Reinaldo Rueda y toda la plantilla de jugar un Mundial de clubes está cerca, aunque deberá dar un paso más ante Boca Juniors o Independiente del Valle, rival que enfrentará en la final.
Fue una noche redonda para el club verde, pero para que así sucediera se debieron conjugar varios aspectos que acá enumeramos.
Reaccionó en un momento clave
El gol tempranero de Jonathan Calleri llenó de nervios a la tribuna, pero los jugadores verdes lo asumieron con tranquilidad y así fue que llegó el empate de Miguel Borja, a los 15 minutos. Esa anotación supuso que el Sao Paulo tendría que volver a buscar dos goles para remontar la serie, pero de ahí en adelante Nacional controló el encuentro con el estado de ánimo a su favor.
Tener un goleador como Miguel Borja
Miguel Borja logró lo impensado en sus primeros dos partidos con Nacional. No hay antecedentes en el continente de un jugador que haya debutado en una semifinal de Copa Libertadores y logrado cuatro tantos en la serie. Su desempeño demuestra que Nacional acertó con este refuerzo, que promete un paso goleador por el club antioqueño.
El manejo técnico de reinaldo rueda
El primer acierto del técnico fue la nómina titular. Se la jugó por Orlando Berrío, como la única novedad en la alineación cuando muchos esperaban al venezolano Alejandro Guerra. Berrío terminó como uno de los más destacados. Además, Rueda hizo los cambios en los momentos justos del partido para marcar la diferencia ante su rival.
La ambición para ir por el triunfo
Durante los 90 minutos Nacional jugó como si no tuviera dos goles de ventaja. Fue ambicioso y quiso hacer respetar su casa para darle mayor autoridad a su victoria. No renunció a buscar el triunfo. Además de las dos anotaciones de Borja, tuvo dos opciones más en los pies de Marlos y otra en los de Berrío. Fue un justo ganador en ambos encuentros.
El apoyo incondicional de la tribuna
Los aficionados que colmaron el Atanasio Girardot nunca dejaron de alentar pese a la lluvia, al gol tempranero del Sao y a los nervios. El aliento bajó constantemente a la cancha y así lo sintieron los jugadores. Ese impulso lo recibieron desde la salida del equipo con papel picado, bolsas verdes y blancas y juegos pirotécnicos controlados que lanzaron los bomberos. Fue una tribuna eufórica y que cumplió como el jugador número 12.