Por john eric gómez marín
Amor propio, ganas de salir adelante, perseverancia y creer que los sueños son posibles de cumplir han sido las virtudes que llevaron a Jorman Campuzano a Nacional.
Entró en el segundo tiempo ante Colo-Colo en el debut del equipo verde en la Copa Libertadores y dejó una grata impresión.
Hace unos días EL COLOMBIANO dialogó con él para conocer un poco más de este joven de 21 años que quiere ganarse un lugar de titular en el conjunto dirigido por Jorge Almirón.
¿Su niñez fue de limitaciones y sacrificios como muchos otros futbolistas?
“Vivía en una casa humilde; muy temprano empecé a jugar fútbol en las calles de Palestina Tamalameque, un pueblo del Cesar, donde nací. Allí me la pasaba todo el día jugando con un balón. Me inicié como arquero, pero de ahí fui cambiando de posición”.
¿Cuándo se dio cuenta que tenía condiciones para esta carrera?
“A los 15 años, y gracias al apoyo de mi papá, Aristides Campuzano, decidí abandonar mi hogar con la mente puesta en un sueño: ser futbolista profesional. Es que recuerdo que vi un programa de televisión en el que salía Willington Ortiz hablando de una escuela de fútbol y que iba a probar jóvenes. Mi papá me dijo que hablara con un tío que iba para Bogotá y que me fuera con él”.
¿Y ya en Bogotá qué pasó?
“Cuando llegué a la escuela solo había categoría de niños y entonces nos mandó para una academia llamada Churta Millos para jugar torneos de la Liga. Allá me tocó trabajar en un asadero de pollos para hacerme a unos pesitos”.
¿Cómo empieza a materializar ese sueño?
“Desde el primer partido me empecé a destacar e hice una muy buena campaña, llegaron unos señores de La Equidad y me dijeron que querían llevarme a las divisiones menores del equipo. En 2014 me salió un viaje a Argentina, pero me tocaba correr a mí con los gastos. No iba a ir porque no tenía la plata, pero otra vez mi papá apareció, se endeudó y costeó los gastos. Después le tocó montar una cantina en el pueblo para poder pagar ese dinero”.
¿Por qué no se quedó en Argentina?
“Estuve entrenando con Banfield, pero al final tuve un problema de documentación y no me pude quedar, aunque ellos querían que siguiera allá”.
¿Cómo llega al Pereira?
“De Banfield le recomendaron al técnico Hernán Lissi mi nombre y en 2015 llegué a la Sub-20 del Pereira, y como a los dos meses me ascendieron al primer equipo”.
Le han pasado muchas cosas a tan corta edad...
“Sí, pero no he perdido mi humildad. A Pereira llegué con un par de pantalones y dos camisas, lo demás eran puras ilusiones que tenía empacadas en mi maleta. Quiero aprovechar la oportunidad de agradecerle al señor Rubén Darío Marín. Él es el jefe de logística del Pereira y fue quien me ayudó, me llevó para su casa y me presentó a su familia, que se convirtió en la mía”.
¿Cómo se dio la consolidación futbolística?
“En el Pereira me gané un puesto de titular y desde el segundo año al club empezaron a llegar propuestas de clubes importantes por mí, pude hacerle unos arreglos a la casa de mis papás y comprar mi primer carro”.
¿Y llegar a Nacional es un sueño cumplido?
“Claro, para mí es un honor tener la camiseta de este club, que cada que lo veía por televisión tenía a mis ídolos jugando en él, como Alexánder Mejía, y ahora tengo a compañeros como Macnelly y Vladimir Hernández, que siguen siendo mis ídolos. Quiero aportar en todos los aspectos. Eso sí, manteniéndome humilde porque, como aficionado, siempre quería que el jugador fuera cercano a la gente, y eso no lo puedo cambiar. Además, porque todo el mundo se levanta a diario para sacar a su familia adelante y eso no se puede olvidar”.
¿Otro sueño por cumplir?
“Llegar a la Selección Colombia, pero me gusta ir paso a paso y en este momento primero tengo que ganarme un lugar en Nacional, intentar conseguir muchos títulos con esta camiseta, dejar huella y no estar de paso”.
¿Hoy, se arrepiente de algo?
“Me hubiera gustado disfrutar más de mi familia, salí muy joven de mi pueblo, pero no tengo arrepentimientos porque si no, no hubiera llegado donde estoy hoy. Lo importante es que mis padres (Aristides y Mayerlis) se sienten orgullosos de mí y me han hecho ver que todos estos sacrificios valieron la pena”.
¿Usted es creyente? ¿Qué le pide a Dios?
“Muy creyente, y gracias a él he podido llegar hasta acá. Todos los días se lo agradezco y lo único que le pido es que me libre de alguna lesión grave, que pueda seguir dándole satisfacciones a mi familia y que tenga una carrera muy larga. En mi pueblo he sido ejemplo de superación y por eso también le pido que ayude a otros jóvenes a salir adelante” n