Por John Eric Gómez Marín
En 1989 Atlético Nacional abrió el camino para los grandes logros del fútbol colombiano. El técnico Francisco Maturana se la jugó por los puros criollos y, de a poco, fue abonando la ruta hacia el primer título de un equipo colombiano en la Copa Libertadores.
Llegó a la final ante el Olimpia de Paraguay. En ese doble choque perdió 2-0 en Asunción, pero en la vuelta, que se disputó en el estadio El Campín de Bogotá, porque el Atanasio no cumplía con la capacidad que exigía Conmebol (50.000 espectadores), Nacional igualó la serie gracias a un autogol de Gustavo Benítez y a un cabezazo de Albeiro Usuriaga. En los penaltis, René Higuita atajó 4 y Leonel Álvarez sentenció la serie, 5-4 a favor del verde.
Ese día Nacional formó con René Higuita, Luis Carlos Perea, Andrés Escobar (q.e.p.d), Gildardo Gómez, John Jairo Carmona; Alexis García, Jaime Arango, Leonel Álvarez, Luis Alfonso Fajardo; Albeiro Usuriaga (q.e.p.d), y John Jairo Tréllez.
Seis años después (1995) Nacional regresó a la final del torneo, esta vez, ante el Gremio de Brasil. El verde perdió 3-1 en el duelo de ida. Mientras que en la vuelta, en el Atanasio, igualó 1-1 con gol de Víctor Aristizábal. En ese encuentro formó con René Higuita; José F. Santa, Víctor Marulanda, Francisco Foronda, Francisco Mosquera; Mauricio Serna, Carlos Gutiérrez, Jaime Arango, Alexis García; Juan Pablo Ángel y Víctor Aristizábal. Dirigía Juan José Peláez.