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Armani, Marlos, Borja, Macnelly, Mejía, Guerra, Henríquez, Berrío, Sánchez, Bocanegra, Díaz ... Los nuevos héroes verdolagas que instantes antes habían terminado de rodillas y tendidos en la cancha, besaban la copa y compartían la hazaña con una afición pletórica que les devolvía con lágrimas y cánticos su esfuerzo.
Nacional, 27 años después, era el campeón de la Copa Libertadores tras una brillante campaña, en la que superó, entre otros, a encopetados clubes de Argentina y Brasil, y al sorprendente Independiente del Valle, de Ecuador.
Fue como si René Higuita, Bendito Fajardo, León Villa, Jimmy Arango, J. J. Carmona y los demás figuras de 1989 hubieran dejado en la cancha una energía especial, luego de recibir el homenaje de la fanaticada. El local entró a resolver el juego y al primer minuto pudo hacerlo, pero Miguel Borja (elegido el mejor del partido) envió el balón a las nubes del arco norte.
El mismo jugador tomó revancha y con su remate que se durmió en el arco de Librado Azcona, prendió la fiesta en el Atanasio que había tenido un instante sublime con el tifo que anunció la “gloria continental”, una frase en blanco y verde hecha por la afición.
Ese 1-0 tempranero (8 minutos) le ponía parcialmente el sello al bicampeonato en una noche de júbilo que tuvo momentos de susto, pero no lo suficientes para amargar el festejo.
Y vamos los verdolagas a ser campeones, queremos ganar la Copa Libertadores... Así cantaban los hinchas que en varias ocasiones ahogaron el grito de gol por la falta de puntería de sus ídolos, mientras banderas de todos los tamaños ondeaban en las graderías. El tiempo transcurrió y a medida que se acercaba el pitazo final del argentino Néstor Pitana, la gente acudió a las últimas fuerzas para alentar. De pie, como implorando el segundo gol que no llegó para alejar el drama, y pidiendo tiempo, terminó un juego histórico que le dio a Colombia la tercera Copa Libertadores.
Luego de los actos protocolarios, el capitán Alexis Henríquez levantó el trofeo entre serpentinas y el grito al unísono de campeón, para desatar otro momento inolvidable en el Atanasio. Una nueva faena que, a diferencia de 1989 en El Campín con Maturana y su gente, esta vez fue en casa, y guiada por Reinaldo Rueda e interpretada a la perfección por sus dirigidos. Nacional es ¡bicampeón de América!..