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Ahora, tras el éxito de Colombia Oro
y Paz, prueba convertida en recuerdo imborrable, el reto es consolidarla.
“Fue el renacer de la época de Lucho Herrera y todos los grandes. De esas vueltas a Colombia de antaño que volcaban a un país a las calles. Así se enamoró esta tierra del ciclismo”, destaca emocionado el veterano entrenador del EPM Raúl Mesa detallando lo que fue la carrera Colombia 2.1 Oro y Paz.
El sentimiento del exitoso entrenador es el mismo con el que se levantaron ayer la afición y los protagonistas del ciclismo colombiano, tras el cierre de la competencia, que tras seis etapas le entregó el triunfo a Egan Bernal.
Con la tranquilidad del objetivo cumplido, el presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, Jorge Ovidio González, hizo un positivo balance de la carrera, esa que cuando comenzó a promocionar era objeto de duda por parte de varios medios, que no daban crédito a la posibilidad de que los mejores ciclistas del país y figuras del pedal en Europa corrieran por estas carreteras.
“Era la primera vez que teníamos un evento de estas dimensiones, pero nos aferramos a la experiencia de las 40 carreras anuales que organizamos en la Federación”, precisó González.
El directivo, sin embargo, reconoció también algunos aspectos a mejorar en temas de logística y seguridad. “El público nos desbordó. Su fervor marcó el éxito de esta carrera, pero nos exige mayores previsiones en las próximas ediciones”, detalló González.
Ahora, con los aprendizajes, se viene el reto de realizar la segunda carrera 2.1, esta vez por Antioquia y con la probable presencia de Chris Froome.
Cada paso que dé Colombia de cara al exterior implicará esfuerzos monumentales, pero es el camino para hacer que el ciclismo vuelva a ser el deporte de carreteras y plazas públicas.