Aún con un nivel de juego discutible y los estadios cada vez más vacíos, a este torneo se le abona, al menos, que ha logrado subir un poco el promedio de gol en relación con el del campeonato anterior.
En la Liga Águila-2 el promedio de anotaciones por encuentro es de 2,37, mientras que en el semestre anterior fue de 2.08 por partido.
Sí, la mejoría es leve pero ha permitido ver algunos juegos atractivos que se deslindan del austero nivel general del fútbol colombiano.
El 4-3 entre Junior y Tolima, con una remontada increíble del equipo barranquillero tras ir perdiendo 0-3 en el primer tiempo, se convirtió en el partido con más goles hasta ahora en el semestre.
Para Alberto Gamero, entrenador del Tolima, el abultado marcador “es muy grato para los hinchas, pero malo para los técnicos”. Pero Julio Comesaña considera que con “estos juegos se muestra que el fútbol colombiano puede tener una dinámica que a veces dicen que carece”.
Y es seguro que el aficionado prefiera quedarse con el concepto del técnico del Junior porque la estrategia de los entrenadores muchas veces ha ido en detrimento del espectáculo. Por eso, independiente del equipo, estos son resultados para volver a creer en el valor del fútbol profesional colombiano