El paraguayo Juan Ángel Napout se convirtió en el último mandamás de la Conmebol que cae, a poco más de un año de haber asumido las riendas del fútbol suramericano, arrastrado por el gigantesco escándalo de corrupción que sacude a todos los estamentos de este deporte desde hace seis meses.
La detención de Napout en Suiza, donde se llevó adelante una reunión del Comité Ejecutivo de la Fifa, deja una vez más a la Conmebol sumida en la incertidumbre, en otro golpe a una institución diezmada por las acusaciones de sobornos.
El dirigente asumió la presidencia de la Conmebol en forma interina en el 2014 tras la renuncia del uruguayo Eugenio Figueredo, y fue electo en marzo del 2015 para liderar la entidad por cuatro años. Al mismo tiempo, la Fifa lo designó como uno de sus vicepresidentes.
El pago de sobornos por transmisiones televisivas es el corazón de la investigación.
Napout, de 57 años, hizo crecer su figura en el fútbol paraguayo y a nivel suramericano bajo el abrigo de su compatriota Nicolás Leoz, quien presidió la Conmebol por casi tres décadas y enfrenta un proceso de extradición a E.U. por acusaciones de soborno.
Con Napout, el hondureño Alfredo Hawit, presidente de la Concacaf, fueron detenidos en una redada en Zurich a solicitud del Departamento de Justicia estadounidense.
También están en la lista otros dirigentes, incluyendo al presidente de la confederación brasileña Marco Polo del Nero, el exlíder de ese organismo Ricardo Teixeira, el presidente de la Federación ecuatoriana Luis Chiriboga, el expresidente de la de Perú Manuel Burga y el panameño Ariel Alvarado, expresidente de la Federación Panameña de Fútbol. Para justificar las peticiones de extradición de los mandatarios de la Fifa, Loretta Lynch, secretaria de Justicia de E.U., argumentó que las negociaciones para intercambiar influencias y dinero ilícito tuvieron lugar en E.U. y que, además, los acusados utilizaron, los bancos de Wall Street para blanquear los sobornos.