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Juan Fernando Quintero Paniagua puede estar seguro de dos cosas: la primera, que las críticas que ha recibido son proporcionales a su talento. La segunda, que de no haber sufrido varios reveses en su carrera que lo sacaron de la zona de confort hoy engrosaría la extensa lista de volantes creativos colombianos que jamás lograron pasar las barreras del fútbol local y trascender en el plano internacional.
Hoy, el antioqueño de 25 años tiene un porvenir prometedor, pues tras la noche consagratoria en el Santiago Bernabéu, está a pocos días de marcar un hito difícil de replicar, ya que se convertiría en el primer jugador en disputar dos mundiales, Copa Libertadores, Champions League, Europa League, Mundial sub-20 y ahora Mundial de Clubes, torneo que será en Emiratos Árabes, desde mañana.
Ayer, el mundo del fútbol en Argentina, prosiguió con su estela de elogios hacia el volante colombiano, el mismo que un amplio sector de la prensa criticó cuando llegó al equipo “millonario” por considerarlo poco apto para el ritmo del balompié gaucho.
“(Marcelo) Gallardo y su cuerpo técnico han sabido leer magistralmente los momentos en los que Quintero podía explotar sus condiciones. Estoy tan orgulloso de la capacidad de gestión de Gallardo como del talento y la personalidad del colombiano. El gol que marcó y el aporte que hizo es de jugadores excepcionales”, ponderó Enzo Francescolli, leyenda de River a la prensa internacional.
Para dimensionar la diferencia que marcó Juanfer en el segundo tiempo de la final copera, la prensa argentina se enfocó en reseñar la decisión del cuerpo técnico de River de incluir a Quintero como el as bajo la manga, en tanto que Guillermo Barros Schelotto, entrenador de Boca Juniors, desdeñó el talento de Edwin Cardona, a quien envió a la tribuna del Bernabéu a ver el partido mientras el cuadro xeneixe carecía de ideas para darle un vuelco a la final.
“Se equivocó Guillermo. Le faltó un mediocampista y dejó sobrepoblación de delanteros en la plantilla en un partido en el que las circunstancias llamaban a Edwin Cardona, rezagado en la tribuna. No es un superatleta como todos los jugadores, pero es, tal vez, el único que piensa, frena y halla los caminos. La vida le traerá revancha a Edwin”, escribió en su Instagram Agustín Riquelme, hijo del Juan Román, el máximo ídolo de Boca y el último gran creativo que produjo el balompié argentino y quien también había señalado la necesidad de que Cardona tuviera oportunidad en la final de Libertadores.
Esas críticas por la condición física de Cardona, que señaló el hijo de Riquelme, también han acompañado durante toda la carrera a Quintero y es ahí donde ha cimentado su mayor triunfo, pues como contarán cuatro técnicos que lo dirigieron y ayudaron a formar (ver recuadros), la personalidad y convicción de su talento fueron claves cuando la dinámica del fútbol actual amenazó una y otra vez con quitarle la ilusión de brillar.
Con sus 1,68 metros, su “tanque” pequeño pero su zurda única, Quintero ya entró en la historia grande de River. Quizás era el club internacional más indicado para que el oriundo de la Comuna 13 renaciera para este deporte. Una institución en la que nombres como Adolfo Pedernera, Ariel Ortega, Norberto Alonso, Pablo Aimar y tantos otros proclamaron que el talento está por encima de todo en el fútbol.
Un club que, de paso, en un país donde siempre primaron los fines más que las formas, nunca renunció al buen juego, aún cuando persistir con esta idea le costó títulos.
River Plate llegará hoy con 23 jugadores a Emiratos Árabes Unidos para disputar el Mundial de Clubes, en el que hará su debut el 18 de diciembre.
Mañana arranca el torneo con el juego entre el Al-Ain, campéon de la Liga Árabe, y el Team Wellington, ganador de la confederación de Oceanía. El vencedor jugará el sábado ante el Esperance de Túnez, y de allí saldrá el rival de la banda cruzada. En la otra serie, Kashima Antlers se medirá ante Chivas de Guadalajara ese mismo sábado para definir el oponente de Real Madrid en la otra semifinal.