Una opaca despedida tuvo el Medellín de la Liga Águila-2, a la que llegó como campeón, al perder este sábado por 2-0 con el Santa Fe en el estadio El Campín de Bogotá.
La serie de cuartos de final se resolvió con un resultado global de 4-1 que da cuenta de la superioridad del conjunto capitalino.
Lee: DIM estampó en su camiseta el escudo del Chapecoense
El 50 por ciento de rendimiento del Poderoso no le alcanzó para seguir en competencia en este segundo semestre, en el que los rojos frustraron sus objetivos en la Copa Colombia, la Liga y la Suramericana, aunque en esta última avanzó, por primera vez, hasta cuartos de final.
Ahora viene una etapa de expectativa para la afición escarlata, en la que la gran duda es la continuidad del cuerpo técnico, que en las últimas fechas tuvo que dirigir un elenco desdibujado y con varios jugadores derrotados y sin alma en la cancha.
Sin sorpresa
En la etapa inicial el Medellín se quedó en intenciones. Si bien tuvo la pelota en un buen porcentaje de tiempo, careció de profundidad y sorpresa para vencer al arquero Leandro Castellanos.
Sin llegadas claras era imposible enderezar el camino de la serie que comenzó con ventaja 2-1 de los cardenales, luego del triunfo 2-1 en el partido de ida en el estadio Atanasio Girardot.
El rival aguantó y, mediante transiciones rápidas de defensa a ataque, logró su objetivo a los 31 minutos con el gol de Leyvin Balanta, quien aprovechó los errores defensivos del conjunto paisa que, desde el medio campo, se nota vulnerable. Es más, el resultado antes del descanso pudo ser mayor a favor del local.
Leonel Álvarez sorprendió en el arranque con los laterales Elacio Córdoba y Juan David Valencia, y el juvenil Eduard Atuesta en la contención, pero la fórmula dio pocos resultados.
Tampoco funcionó el ingreso de Hernán Hechalar por Luis Carlos Arias para el segundo tiempo, pues a los 49 minutos recibió el segundo tanto, esta vez en un remate de media distancia de Yeison Gordillo. Para colmo, la expulsión de Juan David Cabezas (65’) dejó el Equipo del Pueblo en inferioridad numérica, aguantando a un adversario que reguló sus fuerzas, quizás pensando en las semifinales y en las que tendrá como rival al ganador de la serie entre Nacional y Millonarios.
El juego se tornó aburrido, en una serie de poco sabor.