Antes del partido la leyenda que llevaban 14 banderas en el gramado “vive hoy una pasión poderosa” emanaba una energía especial que crecía con los vallenatos de Luis Miguel Fuentes y se hizo realidad con el gol de Juan Fernando Caicedo para el 1-0 final.
El estadio Atanasio Girardot estaba teñido de rojo gracias a la presencia de 40.716 personas, que antes del juego hasta hicieron una especie de festival de las luces y durante la contienda no dejaron de animar a los pupilos de Leonel Álvarez que superaron a Nacional de principio a fin.
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Porque mientras los verdolagas, visitantes en este clásico 287, esperaban en su propio predio, los anfitriones avisaron de sus serias intenciones de triunfo desde el minuto del encuentro cuando Hernán Hechalar tuvo la primera aproximación en la pelota quieta.
Con una presión alta, dinámica, salida rápida, manejo de balón, cambios de frente y mucha presencia en el área, el DIM puso condiciones y convirtió en figura al portero argentino Franco Armani, quien antes de ser superado por Caicedo, a los 69 minutos, había ahogado el grito de gol en cuatro oportunidades: una de ellas a Frank Fabra, otra a John Hernández, la siguiente al mismo Caicedo y la última a Hernán Hechalar.
“Hay que estar atentos a los rebotes defensivo y ofensivos, contar con jugadores inteligentes y jugar buen fútbol”, fue la observación previa del asistente rojo Luis Fernando Chonto Herrera.
Y eso hizo al Medallo merecedor de los tres puntos en el comienzo de la primera semifinal que tiene con su rival de patio en la historia de los torneos cortos, sin que esto signifique que los verdolagas no hayan ofrecido resistencia, porque antes de ponerse perdedores tuvieron opciones con Jéfferson Duque y después Jorge Arias le sacó una pelota de la raya al mismo delantero.
“La fiesta es poderosa” fue la invitación de la afición con sus coreografías gráficas en las distintas tribunas y ese anhelo se les cumplió, porque el equipo de sus amores les respondió anoche con creces ante el mejor club del segundo semestre y de paso les adelantó la Navidad asegurando la clasificación para la Copa Suramericana de 2016 y los puso a soñar con una nueva final en la Liga Águila-2.
“Queremos la sexta estrella”, decía otra pancarta en las graderías teñidas de rojo y ese anhelo puede ser realidad siempre y cuando el domingo Independiente Medellín, que ajustó 16 fechas de invicto en el Atanasio, mantenga el nivel que lo tiene como el mejor onceno de 2015 en Colombia.
“Sacamos un buen resultado y la diferencia es mínima, pero logramos la ventaja”, resaltó al final el central Matías Cahais y uno de los seguidores verdes gritó esperanzado “la serie está viva”. Los dos tienen razón, porque aún quedan 90 minutos, pero hay que resaltar la propuesta acertada que mostró DIM para ser un digno ganador del clásico 287 ante un Nacional que esperó mucho.
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