A Paulina Vega fue coronada en 2015 como la mujer más bella del universo. Nadie cuestionó entonces ese título, pero no es solo su belleza, también es su carisma. La segunda Miss Universo colombiana, modelo y ahora presentadora de televisión, es una mujer muy segura. “Relajada, como buena barranquillera”. Y divertida, eso sí.
Ella tiene claro que haber ganado ese concurso, el más importante de ese tipo en el mundo, implicó un cambio radical en su rutina. “Ya no tengo privacidad, me reconocen en todos los países. Dejé de ir de fiesta con mis amigas y no tengo un hogar fijo. Todo el tiempo me la paso en un avión”. Aunque sonríe, sabe que son gajes del oficio y así es feliz.
El reto de presentar
La reina de los colombianos no se preparó para ser presentadora, en eso es muy sincera y autocrítica. Lleva dos temporadas en el reality A otro nivel, “y yo siento los errores. No vocalizo bien, además siempre estoy jorobada”, pero trabaja en el tema porque no quiere hacerlo mal.
Tiene una ventaja y es que, como dice, el programa no es tan esquemático y se presta para su relajo, pero no por eso deja de practicar y aprender todos los días.
Sobre si se quedará presentando, Paulina aclara que este reto es el más emocionante y relevante que ha experimentado.
“Soy dueña de mi tiempo, de mis proyectos. Puedo decidir qué quiero hacer, qué realmente me gusta y en qué voy a invertir mi tiempo”. Esta etapa la alterna con el modelaje, tiene una agenda llena de viajes, sesiones fotográficas y eventos con la agencia norteamericana que maneja su portafolio. “Estaré muy entretenida en los próximos meses”. También prepara alguna sorpresa en el cine.