A Patricia Castañeda se le agotan los adjetivos a la hora de explicar la felicidad que le produjo interpretar a la artista Débora Arango, en la serie que Teleantioquia estrena este martes 20 de marzo. La actriz caleña, que comparte mucho de ese espíritu rebelde de la pintora envigadeña, relata que la historia de Débora cobra particular relevancia en este momento histórico de la humanidad donde el rol de la mujer es cada vez más reconocido. Patricia, que en la serie actúa al lado de su compañero sentimental Claudio Cataño, define a la artista como una mujer verraca y transgresora, una mujer con un humor muy fino, que apabullaba a sus contradictores gracias a su inteligencia y sutileza.
Los 10 capítulos de Débora, la mujer que desnudó a Colombia se emitirá todos los martes, en el horario de las 8:05 de la noche, por Teleantioquia. En el reparto de la producción, además de Patricia, que suma más de 20 dramatizados en la televisión colombiana, y Claudio Cataño, figuran actores como Lucho Velasco, en el rol del presidente Laureano Gómez, y Elisa Salazar, que interpreta a Débora Arango, en su etapa adolescente. Con la dirección de Rodolfo Hoyos Vivas y libretos de Andrés Salgado.
Con Débora, la mujer que desnudó a Colombia, Teleantioquia espera repetir el éxito en rating y recordación que en su momento, en 1996, tuvo el dramatizado Hildebrando. ¡Bienvenida Débora a la pantalla chica!
¿Cómo asumiste el reto de meterte en la piel de Débora Arango?
“Es el mayor reto que he tenido como actriz, además es el mayor privilegio y honor que he tenido como persona, el de poder representar a esta mujer transgresora y poder contar esta historia tan pertinente en este momento de nuestro país y de esta corriente feminista”.
¿Cómo llegaste a Débora, cómo fue esa construcción del personaje?
“Fue un encuentro tan hermoso y orgánico que fue mágico, cuando me ofrecieron el personaje, de inmedito dije que sí y me puse a buscar toda la información que pude. En Medellín estuve casi dos meses grabando y pude conocer a Cecilia, la sobrina de Débora, de la manera más inesperada del mundo, salí a almorzar con un amigo y resulta que él es sobrino de Cecilia, estuve toda una tarde mirando los cuadros, escuchando historias, mirando fotos, nada planeado, todo se fue dando. Luego pude estar en Casablanca, en el cuarto de la artista, mirarme en sus espejos y compartir con personas muy cercanas a ella para entender su sentido del humor, para saber cómo se reía, cómo miraba o caminaba, todo fue tan bello y mágico que creo que el personaje me estaba buscando y nos encontramos. Fue divino”.