Fue una noche y madrugada de terror para los habitantes de la vereda Santa Helena, en Puerto Asís, (Putumayo), quienes corrieron por el temor de que la conflagración desatada tras la voladura del oleoducto alcanzara sus viviendas.
Al amanecer daban gracias a Dios por no haber dejado avanzar las llamas de varios metros de altura y sobrevivir ilesos al ataque del frente 48 de las Farc, en el que se activaron cuatro cargas explosivas, que si bien estaban dirigidas contra el oleoducto Mansoya-Orito, la desgracia pudo afectar sus casas toda vez que tubos cruzan cerca del caserío.
El atentado, además del incendio, provocó un nuevo derrame de petróleo. Los habitantes relataron que las “llamas se levantaban por varios metros y se veían a kilómetros de distancia... tuvieron que venir varias máquinas de bomberos que demoraron horas en apagarlo”.
La comunidad lamenta que la onda explosiva dañara dos viviendas y la escuela veredal, cuyas paredes y techos quedaron agrietados y sin vidrios. En la zona cuestionan que por culpa de ese ataque guerrillero cerca de 100 niños se quedarán sin clases en los próximos días, además de los daños ambientales.
Tras el atentado al tubo, los guerrilleros quemaron tres máquinas que pavimentaban la vía Santana-San Miguel.
Atentado tras excusas
La oleada de atentados en Putumayo contra la industria petrolera, la Fuerza Pública y la población civil afectada motivó el repudio y un llamado del gobernador Jimmy Díaz Burbano a la guerrilla.
“Por favor no más señores de las Farc... quisiéramos nos aclaren si lo que se construye en La Habana coincide con lo que pasa en Putumayo”, reclamó el mandatario, quien se sumó así a las críticas por la “incoherencia” entre el discurso y las acciones.
El atentado ocurre apenas dos días después del ataque con tatucos explosivos contra la base militar en Puerto Asís y un día después de que los jefes de las Farc calificaran como “consecuencias no deseadas del conflicto” los daños ambientales que sufren varias regiones por su escalada de ataques.
El más grave se vive en Tumaco y la costa nariñense, donde el derrame de 410 mil galones de petróleo hace una semana contaminó varios ríos y alcanzó el mar pacífico en Tumaco. Cerca de 20 habitantes perdieron sus fuentes de trabajo y 160 mil habitantes de Tumaco padecen el racionamiento de agua.
El ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Aurelio Iragorri Valencia y delegados del sector agropecuario visitan hoy la zona para iniciar un plan de contingencia. “Rechazamos los atentados que han dejado a numerosas familias de pescadores y pequeños agricultores sin poder conseguir su sustento diario”.