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- Solo viendo el cadáver de Carlos Castaño campesinos creerán su muerte.
- En Guadual y El Tomate todavía temen a El Profe y a Monoleche.
- Versiones que los vinculan a la muerte del ex jefe de Auc no son nuevas.
Clara Isabel Vélez Rincón
Enviada especial, San Pedro de Urabá
En la vereda Guamal y en el corregimiento El Tomate, de San Pedro de Urabá, no les gusta hablar de la balacera que el 16 de abril de 2004 los sacó de la modorra que sigue a la hora del almuerzo.
Unos dicen que no oyeron ni vieron nada. Otros que fue lejos y otros que cerca.
Pero los pocos -muy pocos- que se atreven a vencer el miedo que les provoca la mención de El Profe (José Vicente Castaño Gil) y Monoleche (Jesús Ignacio Roldán Pérez), recuerdan con claridad el día de la desaparición de Carlos Castaño Gil.
Eso sí, se les crea una laguna mental que les impide saber si lo sacaron vivo de la tienda Rancho al Hombro para entregárselo a Roldán Pérez, como dijeron los informantes de la Fiscalía.
Son alumnos aventajados del apóstol Tomás, quien se hizo famoso por dudar del anuncio de la resurrección de Jesús.
"Hasta que no veamos el cadáver de Carlos no vamos a creer.... Y, !ni así!"
Para justificar las dudas, se fundamentan en el mito que se ha creado tras la muerte de Pablo Escobar. "A una persona tan poderosa y con tanta plata qué se le va a dar hacerse operar y que maten a otro por él. Eso se ha visto hasta en las películas", comenta con escepticismo Ana Palacio*, una de las personas que vivió de cerca la balacera.
Se fueron, pero están...
Del incidente que rodeó la desaparición y muerte de Castaño no se habla de forma directa en Montería ni en San Pedro, ni en el corregimiento El Tomate y mucho menos en Guamal.
Muchos usan las claves sí o sí cuando llaman por teléfono.
Para hablar de Castaño lo identifican como El Tío, El Padrino o El Patrón.
Para hablar del ataque dicen "la fiesta" y para referirse a Rancho al Hombro hablan de "la discoteca" y, en algunos casos, de "la gallera".
Quienes tocan el tema lo hacen entre dientes y mirando a los lados. Aunque las Auc se desmovilizaron, en El Tomate están las fincas de Roldán Pérez y Vicente Castaño.
También permanecen en la región hombres que les sirvieron en el grupo armado, a quienes los campesinos les siguen temiendo.
Es fácil identificarlos, porque sus botas de cuero contrastan con las sandalias de los labriegos y las joyas que adornan sus manos y cuello distan mucho de las herramientas de la gente del campo.
"Allá donde están aserrando es La Acuarela", dice un hombre, al mostrar la hacienda en la que funcionó la Escuela de Comandos de las Autodefensas (Eca), que en los comienzos de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) sirvió de refugio a Carlos Castaño y que en los últimos años se asocia con su hermano Vicente.
En ella se concentraron en 2004 los esfuerzos de la Fiscalía por encontrar el cuerpo de quien fuera el líder de las Auc.
En la vía principal que une a San Pedro de Urabá con El Tomate y Guamal está una hacienda que dicen es propiedad de Roldán Pérez.
Secreto a gritos
Las declaraciones de los informantes de la Fiscalía, según las cuales Vicente Castaño habría ordenado a Roldán Pérez matar a su hermano Carlos, lo único que hicieron fue confirmar un secreto que corría a voces en Montería, desde el mismo 16 de abril de 2004.
"Carlos estaba cansado. Se enamoró, se casó con Kenya (Gómez) y empezó a delegar cosas a Vicente", pero "éste empezó a venderle frentes a los traquetos. Así se metieron Gordolindo (Francisco Javier Galindo Zuluaga) y Los Mellizos (Víctor y Miguel Ángel Mejía Múnera)", comenta un habitante de Montería, cercano a los Castaño y que pidió la reserva de su nombre.
Recuerda que a Carlos no le gustó el giro que estaban dando las Auc con el ingreso de narcos reconocidos y con su participación como comandantes.
De tener cientos de hombres a su mando pasó a quedarse con un grupo que oscilaba entre 10 y 14 combatientes.
Sin embargo, la ruptura definitiva la marcó el nacimiento de su hija, quien padece una enfermedad congénita.
"Hizo esfuerzos grandísimos por ella. Salió del país para que la evaluaran y trajo a tres médicos a vivir a Montería. Quería negociar con el Gobierno para dedicarse a la familia y a los comandantes les daba miedo que entregara las rutas de narcotráfico, los sitios donde estaban los cultivos, porque ese era el negocio de ellos, sacar coca".
Salieron de Ralito
De la desaparición y muerte de Carlos son pocos los detalles que tiene la gente.
Según los dos informantes de la Fiscalía, el 16 de abril de 2004 salieron en dos camionetas de Santa Fe de Ralito (en ese entonces había dos retenes de la Policía en la vía que conduce a Montería) rumbo a San Pedro de Urabá.
El recorrido tarda más de tres horas, considerando que solo hay un tramo de vía pavimentada entre la salida de Santa Fe de Ralito y Montería, que es el que lleva a Valencia.
Para acortar la ruta hay que cruzar el río Sinú en planchón, para lo cual hay que pagar 4.000 pesos.
El resto es una carretera destapada, en la que abundan las curvas cerradas.
En algunas partes está "cepillada" y en otras los huecos y el pantano no dan tregua.
La vía de San Pedro a El Tomate suma una hora al calvario.
Luego otros 15 minutos para llegar a Guamal, donde está la tienda Rancho al Hombro, lugar del enfrentamiento entre los hombres de Vicente y los de Carlos.
En El Tomate dicen que no se dieron cuenta de nada y hasta muestran cierto malestar cuando se menciona el casco urbano del corregimiento.
"Aquí no pasó nada y no nos dimos cuenta de nada", asegura una mujer.
Para ella, todo se trató de "un problema entre hermanos" que se hizo público porque "eran personas reconocidas".
Lo que le duele es que las autoridades no hayan sido tan efectivas para dar con el paradero de los asesinos de uno de sus vecinos que fue degollado por la misma época en que desapareció Carlos.
Sin embargo, un campesino señala que por la entrada a El Tomate "se vieron pasar las camionetas con gente armada" y agrega que de ahí "se llevaron a uno de los escoltas".
Que entreguen los huesos
Miguel, habitante de Guamal, todavía tiene fresco el recuerdo de ese 16 de abril porque, a su juicio, si no hubiera caído una brisa, las balas que iban y venían le hubieran incendiado el techo de palma de su casa.
"Nos quedamos encerrados en la casa y tirados en el piso. ¡Eso llovía plomo! Sólo en la noche, la gente se atrevió a salir", murmura José Ramírez, sentado en una de las mesas de la tienda Rancho al Hombro.
Recuerda que en el tiroteo, murió Miguel Ángel, familiar de su esposa y uno de los escoltas de Carlos.
La familia de Miguel Ángel que, en ese entonces, tenía 35 años ha sido marcada por la violencia: su hermano mayor perdió la vida en una riña. Otro, era soldado pero tuvo un problema en el Ejército y se retiró para unirse a las Auc. Murió en combate.
Miguel Ángel también fue militar durante más de 15 años y se retiró del Ejército.
Se enlistó en las Auc como patrullero y luego fue "ascendiendo" hasta que Carlos lo convirtió en su escolta.
Aún lo esperan
"Murió en su tierra, porque era de aquí, de Guamal. La esposa estaba viviendo en otro lado con las dos niñitas. Le dio mucho miedo y se tuvo que ir para donde los papás, en Montería. Ojalá, que descubran dónde están los huesitos para ver si se lo pagan", comenta José.
Los dueños de Rancho al Hombro guardan silencio.
La dueña, solo admite que por miedo tuvo que irse un año para Montería y que las balas dañaron el techo de zinc.
Aunque toda la edificación es de madera, ni hace dos años ni ahora se ven rastros de la balacera que, según los vecinos, duró entre 20 y 30 minutos.
La imagen de Roldán Pérez en televisión fue lo único que le hizo creer que él hombre al que veía transitar con frecuencia se entregó a las autoridades.
De El Profe no dice nada. De la suerte de Carlos, menos: "hasta no ver, no creer".
*Los nombres se cambiaron por seguridad.
Alias Rodrigo denunció a Vicente
El 23 y 24 de abril, Mauricio García (a. Rodrigo Franco y Doblecero) jefe del bloque Metro, disidente de las Auc, uno de los hombres más cercanos a Carlos Castaño respondió preguntas a EL COLOMBIANO, vía Internet.
Señaló que el ataque contra Carlos Castaño provino de alias Monoleche "un hombre de confianza de Vicente Castaño, quien también le hace trabajos a don Berna (Diego Fernando Murillo Bejarano). Unos dicen que Carlos inicialmente se voló pero que luego -y en eso no hay claridad- se refugió en una casa vecina de donde lo sacaron. Otros dicen que lo mataron ahí y otros que se lo llevaron con HH, su jefe de escoltas, que también era su cuñado".
Dos meses después Rodrigo fue asesinado en Santa Marta.
Contrario a lo que dicen los informantes de la Fiscalía, personas cercanas a las Auc aseguraron que Castaño fue llevado a La Acuarela, donde lo torturaron (unos dicen que lo mataron de inmediato otros que lo tuvieron varios días). Monoleche intentó ahorcarlo pero no pudo, entonces le disparó. Su cuerpo también habría sido descuartizado.