Para poder aplicar en células humanas embrionarias la misma técnica con que se clonó a la famosa oveja Dolly, en Escocia, pasaron 15 años. Eso fue lo que anunció hace poco el equipo científico de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón, en Estados Unidos.
Nos han advertido en todos los tonos que ello no quiere decir que ya se puedan clonar seres humanos. Insisten los científicos en que para eso falta mucho recorrido de investigación. Lo que este descubrimiento significa es que se ha avanzado hacia la clonación terapéutica, es decir, que estamos (como humanidad) cada vez más cerca de poder producir, con el mismo ADN del paciente enfermo, órganos que tenga dañados, y así evitar que ese nuevo órgano producido (mejor dicho clonado) sea rechazado por su cuerpo, pues lleva su mismo ADN.
Hay que aclarar que una cosa es clonación terapéutica (para aliviar enfermedades) y otra cosa es clonación reproductiva (para producir réplicas de seres humanos). Según los informes de prensa, la comunidad científica está de acuerdo con usar la clonación solo con fines terapéuticos. Al menos hasta hoy, hay un rechazo unánime para usarla con fines reproductivos; además, las leyes internacionales lo prohíben.
Pero ¿hasta cuándo y hasta dónde será capaz de contenerse el hombre? Porque puede que haya muchos equipos científicos conscientes del impacto para la humanidad de la clonación humana, y decidan voluntariamente abstenerse de experimentar con ello y evitar conseguirlo (existan o no leyes prohibitivas).
Pero el devenir de la historia ha demostrado que hay otras personas sin cautela moral, que no miden las consecuencias de sus actos o, que aunque las miden, su mente maquiavélica está trabajando para sus propios intereses y objetivos.
Uno de los resultados de todo esto es que, avanzando con fines terapéuticos (que son buenos y positivos para la humanidad), cada vez más el ser humano se acerca al borde del no retorno y no lo podremos evitar: sumando las partes, alguna mente perversa conseguirá el todo: la clonación de un ser humano. Y lo hará por encima de las prohibiciones internacionales y sin importarle las reticencias éticas de crear humanos en un laboratorio.
¿Qué consecuencias traería eso a la humanidad? Exactamente no lo sabemos, pero se generan muchas incertidumbres en los planos religioso, sociológico, político, de convivencia, de seguridad, etc. ¿Serán humanos de segunda categoría? ¿Los consideraremos iguales a nosotros? ¿Cómo nos mirarán ellos? Si hoy hay problemas de aceptación con quienes son considerados "distintos" ¿qué pasaría en el futuro con "los clonados"?.
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