Como brotado del lienzo de una pintura, el joven Salomón Ríos aparece de súbito cabalgando desde La Alejandría, esa quebrada donde el agreste Nordeste se funde con las llanuras del Magdalena Medio.
No es mucho el monte que hoy se tumba, dijo. Hace unos años, hasta cuatro motosierras estremecían al tiempo la poco poblada región.
Corantioquia, indica su director, Luis Alfonso Escobar Trujillo, concluyó el mapa de riesgo, modelo con 12 variables para identificar dónde será la próxima zona de deforestación severa.
"Los bosques del Nordeste, las partes altas de la cordillera en el Suroeste, las áreas colinadas con vegetación forestal en el Magdalena Medio, el costado oriental de la Serranía de Ayapel y la reserva Nechí-Bajo Cauca" son las principales áreas bajo amenaza en la región de Corantioquia.
Con el fin de proteger el departamento, pero permitir su desarrollo, las corporaciones han aumentado las áreas protegidas. Corantioquia, dijo Escobar, incorporará 70.000 hectáreas más.
Se debe "asegurar del 10 al 15 por ciento de su territorio en áreas de reserva".
En la región de Cornare, un 21 por ciento del territorio está protegido: 280.000 hectáreas, reporta Javier Parra, subdirector de Planeación.
El Plan Forestal de Antioquia 2005-2040 muestra que son cerca de 1 millón de hectáreas en manejo especial en todo Antioquia. Hoy apenas del 30 por ciento del territorio está cubierto con bosques, cuando esa debe ser la vocación del 75 por ciento.
No solo la ganadería, que se tomó 2,5 millones más de hectáreas de las debidas, sino la minería, que arrasó en el solo Bajo Cauca 45.000 hectáreas, mientras en Urabá la afectación provino de fuente agropecuaria.
Los planes de Corantioquia son reforestar 10.000 hectáreas en Bajo Cauca, Norte, Occidente y Suroeste. Cornare tiene claro que la reforestación debe proteger el suelo y producir madera, necesaria en el mundo moderno.
Los que hoy talan árboles lo hacen nada más que para su subsistencia, contó Salomón. Una tendencia menos nociva.
Bajo Cauca y Urabá, de acuerdo con el Plan Forestal, tienen el mayor porcentaje de área apta para la reforestación comercial: suman casi 1.180.000 hectáreas.
Félix, en un costado de la autopista a Bogotá, en San Luis, ayuda a su patrón a bajar la madera que por cable envían del otro lado de la montaña. El ingenio para extraer es llamativo, pero todo es legal: pueden sacar 2.048 metros cúbicos.
Es madera común, de la otra, la fina, allí no queda más que el recuerdo.
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