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Desde hace 92 años la gente camina sobre pisos Roca

La empresa de pisos fue fundada en Medellín y tiene presencia en todo el país. Es fábrica y almacén.

  • Roca produce piezas en granos naturales. Además de fabricación ofrece la instalación de los suelos. FOTO MANUELA PALACIO H.
    Roca produce piezas en granos naturales. Además de fabricación ofrece la instalación de los suelos. FOTO MANUELA PALACIO H.
08 de abril de 2013
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Uno no creería que un iniciador de Roca, la empresa fabricante de pisos de cemento, cerámica y granito, haya sido un ebanista. Pero lo fue. Joaquín Guillermo Vélez Pérez, un entrerrieño nacido en 1888, quien llegó a Medellín en 1906, consiguió trabajo en una ebanistería. Después, él
montaría la propia.

En 1921, Guillermo, en compañía de su suegro, compró la pequeña fábrica Mosaicos Roca a un señor llamado Rafael Posada. Hoy no se sabe nada de este hombre. Ni tampoco cuánto tiempo llevaba con el negocio. Por eso, el 12 de octubre de este año aparece como el de la fundación de Roca, aunque se sabe que hay una prehistoria perdida.

El 12 de octubre, el mismo día en que se inauguró el tranvía eléctrico de Medellín, la empresa comenzó con seis empleados. Las primeras ventas se registraron a los dos meses: Alonso Isaza compró baldosas por $34,25.

En el documento de Industrias y Almacenes Roca 75 años, de 1996, preparado por Santiago Londoño Vélez, dice que otros clientes de esos primeros años fueron la sociedad minera El Zancudo, diversos colegios y la Curia. En esas instituciones y en casas de algunos particulares instalaban baldosas de cemento de 20 por 20 centímetros o de 25 por 25 centímetros, en un solo color o en varios que formaban figuras geométricas.

La fábrica estuvo en la carrera Cundinamarca con la calle Pichincha, durante el primer año. En 1922, los dueños adquirieron un local propio.

Juan Carlos Vélez, su gerente actual, descendiente del ebanista, dice que este alternó el negocio de la madera con el de los pisos. Andando los tiempos, Roca llegó a producir fogones de carbón y leña, sanitarios, lavamanos de hierro esmaltado y porcelana, bañeras, orinales, tubería y accesorios, contadores de agua, papel de colgadura, ladrillo americano, cielos rasos, malla para cemento...

Cuentan que fue Alberto Vélez Escobar, hijo de Guillermo, quien jalonó el crecimiento de la empresa. Él se vinculó en 1936 y permaneció allí por 58 años.

Los retales de mármol comenzaron a expenderse desde 1968 y a partir de ese momento, las baldosas cuadradas de este material. Desde entonces, primero lentamente, después no tanto, los pisos de granitos naturales, entre estos el mármol, fueron desplazando las viejas baldosas de cemento. Pero estas se resisten a morir. Jaime Castañeda es uno de los cuatro artesanos que se dedican a fabricarlas. En la planta tienen su rincón.

Castañeda tiene ante sí cuatro mezcleros, cada uno de ellos con una colada de un color diferente: azul, ocre, amarillo y rojo.

La colada es de cemento, agua y colorante. Con la paciencia del repostero que prepara una torta, revuelve un rato cada una de ellas con ayuda de una palita de mano; a ojo mide la consistencia y agrega un poco más de agua al ocre. Abandona un momento las mezclas para limpiar el molde de hierro con diseño de flor. Lo descarga en una plancha de hierro cuadrada y, con la pala del ocre vierte un chorro de este color en algunos de los espacios que parecen pétalos; con la del azul, un poco de este en otros, y así hasta la mitad del molde. Echa cemento gris y arena encima. Introduce la torta en una prensa manual y, al segundo, muestra la baldosa en su mano. Por un lado, gris cemento; por el otro, el mosaico.

Jaime y su grupo producen poco más de cuatro metros cuadrados de baldosa al día, es decir, unas 110 unidades. Por eso, porque es un proceso costoso y artesanal, estas baldosas las producen sobre pedido.

Juan Carlos cuenta que el piso del aeropuerto Olaya Herrera fue instalado en 1958 y que, con darle una pulida de vez en cuando, recobra su brillo. Entonces, uno recuerda el lema de que los pisos de Roca son para toda la vida.

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