Las paredes llenas de dibujos, firmados por 45 dibujantes, en una exposición llamada Dibujos. Solo es una noche. Esta noche, a las 7:00.
Muchos de ellos, dice Joan Sebastian Montoya, a quien le gusta más que le digan El donchi, han caído alguna vez al Taller de dibujo de los viernes de Taller 7. Mucho de lo que él expone, por ejemplo, es parte de ese trabajo, cuando un alguien se pone al frente y los demás lo dibujan y los unos y los otros se van ayudando, aconsejando, diciendo. Lo otro es sobre los gatos.
Porque cada uno de los 45 artistas tiene su estilo, sus técnicas y sus dibujos. Cristina Castagna va a exponer la libreta que no le falta en el bolso, donde hay dibujos, muchos dibujos, y también números de teléfonos y alguna otra cosa que se le ocurre.
"Un dibujo son los apuntes, una raya, un punto. Esta muestra es el momento en que los dibujantes se pueden ver en el espacio de una manera libre. No hay una restricción. Presentan esos dibujos desnudos", explica Julián Urrego, cofundador de Taller 7 y dibujante.
Por eso no hay una curaduría precisa. Hubo una selección, pero la idea es no darle límite a la composición. Estarán en las áreas comunes de la casa y, ojalá, casi que las paredes forradas con el papel pintado de esos trazos que ellos pensaron alguna vez.
Habrá música. Estarán los artistas (algunos). Será un diálogo, dice Julián, que esta vez es en dibujos y que tiene esa visión del Taller 7, que es un laboratorio de creación desde el arte, que quiere propiciar diálogos y presentar lo que hacen los artistas en la ciudad. Será para caminar.
Hay personajes conocidos. José Antonio Suárez. Hay jóvenes que empezaron desde pequeños, que estudian Artes plásticas. Hay señores que se han dedicado al dibujo. Hay mujeres. Hay artistas que han pasado por Taller 7 en residencia y mandaron sus trabajos. También hay un par de niños. "Todos haciendo parte de la muestra. Es también la didáctica alrededor".
Es el espacio para conversar sobre el dibujo. Sus posibilidades. Algunos en carboncillo, en lapicero, en tinta, en color. "El dibujo está vigente. Casi es lo primero por lo que pasa una idea", comenta Andrés Arango, que expone dos artes, en colores, pequeños. En uno, un perro monta una mula. "Es un fragmento de un proceso que estoy llevando ahora". El de los paisajes urbanos, el humor, la ironía, generados por la transgresión. Es la reflexión sobre lo que se ve, lo que existe.
El dibujo también es eso. La mirada del dibujante. Las ideas hechas líneas y contornos. "El dibujo es universal. No depende de nada", comenta Joan Sebastián.
Algunos parecen olvidarlo. Desdeñarlo, pero, expresan ellos, el dibujo está ahí, en el principio. En la ilustración hay dibujo, solo que conceptualiza un algo. En la pintura, a veces, hay dibujo, aunque después no haya tantas líneas y contornos y se vuelva pintura y ya. La escultura, muchas veces, empieza en bocetos, en esas líneas primeras.
La interdisciplinariedad, añade Julián, ha permitido que haya mezclas, que los límites en definiciones sobre el dibujo o las separaciones entre ser dibujante u otra cosa, se hayan abierto.
Es parte del diálogo. Como el de esta noche, cuando las paredes tengan las líneas suficientes para decir.
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