Arley Fernando Parra todavía se estremece de dolor al recordar la caída que provocó que se fracturara la clavícula.
La lona que lleva en su brazo para mantenerlo inmovilizado no lo deja olvidarse del día en el que una simple travesura se convirtió en una pesadilla.
Contó el niño, de 10 años, que estaba jugando con sus demás compañeritos del grado quinto en la cancha de la Escuela San Luis, del barrio Villa Fátima, en Yarumal, cuando se resbaló y quedó tendido en el piso.
"Y eso que de milagro no me fui al hueco", dijo aliviado el pequeño, a quien la lesión no lo volvió menos inquieto.
Pero más que una simple hendidura, el hoyo al que se refirió Arley es un verdadero boquete. Un barranco que constituye una amenaza latente para los pequeños del centro educativo, quienes desde hace varios meses deben hacer su descanso en las aulas de clase.
"Antes de que se hundiera la cancha podíamos jugar mucho, pero ahora hasta nos toca hacer la clase de educación física en el patio de la escuela", comentó con desconsuelo, Julián Cardona, otro estudiante de quinto de primaria.
Pero el de la placa polideportiva es tan solo uno de los tantos daños de infraestructura que inquietan a estudiantes y maestros de la institución.
Las afectaciones en techos, pisos y muros, ocasionadas por las constantes humedades, los han hecho llegar a pensar que la escuela se les puede caer encima en cualquier momento.
"A mí me da pavor mandar a mis niños a estudiar porque me mantengo angustiada pensando que les va a pasar algo", manifestó Alba Nelly Henao, madre de cuatro estudiantes.
Ruth Avendaño, otra mamá, también se mostró preocupada ante las precarias circunstancias.
"Hemos tratado de buscarles cupo en otra escuela, pero no hay y por eso pedimos que arreglen esta lo antes posible", solicitó.
Cada vez que llueve el temor de madres, alumnos y docentes aumenta. Los fuertes torrenciales obligan a los niños a perder varias horas de clase ya que cuando el agua se filtra por los techos ellos deben secar sus puestos y "apretujarse" para recibir las lecciones en un rincón del salón.
La crítica situación no es reciente. Catalina Lopera, profesora de primero, aseguró que lleva más de ocho años luchando incansablemente para que les reconstruyan el plantel.
La educadora explicó que después de muchos esfuerzos, en marzo de este año fue radicado el proyecto de remodelación de la institución ante la Gobernación y que lo único que falta es que se firme la viabilidad del mismo.
"Los niños están estudiando casi en condiciones infrahumana y el riesgo es permanente", puntualizó.
Aún no hay presupuesto
William Castrillón, coordinador de infraestructura educativa de la Secretaría de Educación Departamental, indicó que todavía se está a la espera de que lleguen los recursos económicos para poder viabilizar el proyecto, que tiene un valor cercano a los 1.000 millones de pesos.
"Aunque esto depende del gobernador, yo casi me atrevo a decir que no será posible darles los recursos en esta vigencia", manifestó el funcionario.
Aunque Castrillón reconoció que el tema es una prioridad, explicó que de no disponer del dinero necesario para las reparaciones al finalizar la actual administración, será responsabilidad del futuro alcalde de Yarumal retomar el proyecto e incluirlo en su plan de desarrollo.
De esa manera podría ser validado nuevamente por el gobernador de turno.
Sin embargo, los pequeños no pierden la esperanza de que el sueño de ver su escuela renovada se convierta muy pronto en una verdadera realidad.
Solo así, volverán a sentir esas enormes ganas de saltar, jugar e ir a estudiar, siempre con una sonrisa.
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