Progresivamente, el sector eléctrico colombiano ha venido ganando peso e importancia en la estructura económica del país. Hoy en día este sector representa el 2,03 por ciento del PIB total de Colombia. Además, constituye una fuente significativa de generación de empleo, exportaciones e innovación. Gracias a que Antioquia genera más del 30 por ciento de la energía eléctrica del país, el departamento participa con el 22 por ciento del PIB sectorial.
Los recientes movimientos y acuerdos que se han dado en el sector eléctrico colombiano, muchos de ellos de la mano de empresas antioqueñas, le dan una gran proyección al mismo. Con las últimas compras de empresas de generación, distribución y comercialización de energía eléctrica en Guatemala, El Salvador y Panamá, EPM se ha convertido en la primera distribuidora de energía en Centroamérica.
Igualmente, la firma del acuerdo de interconexión eléctrica entre Colombia y Panamá, que tiene un costo de 420 millones de dólares y en el cual el país aporta, a través de ISA, el 50 por ciento del capital, abre la posibilidad de venta, en 2014, de energía colombiana a la región centroamericana. Las posibilidades de expansión en dicha región son muy amplias, pues nuestro país produce energía a costos más bajos a los que allí se tienen. Iguales oportunidades se presentan en otras naciones sudamericanas, como es el caso de Chile, Perú y Brasil.
Además, según el Gobierno, actualmente Colombia tiene una capacidad instalada de generación de energía de 14.000 megavatios y sólo consume 8.500, lo que deja una importante capacidad excedente que se puede colocar en los mercados vecinos. Con los nuevos proyectos hidroeléctricos que están en curso, como los de Hidroituango, Porce IV, El Quimbo e Hidrosogamoso, la capacidad instalada en el país podría aumentar en 5.000 megavatios más.
Por tal motivo, el Presidente Santos ha reiterado que Colombia tiene toda la disposición para expandir su oferta actual de energía a los países latinoamericanos y para ello, tanto la Cancillería como el Ministerio de Minas y Energía, vienen haciendo las gestiones necesarias para alcanzar acuerdos binacionales que permitan concretar la venta de energía.
Todo esto hace del sector eléctrico un muy importante motor del desarrollo del país, de Antioquia y de Medellín. Ello representa un ejemplo de cómo, a partir de la utilización adecuada de un recurso natural, el agua, se expande un sector que ya desborda sus límites geográficos y se proyecta hacia otros mercados continentales.
Colombia, y particularmente nuestro departamento, tienen en el recurso hídrico una riqueza natural que, de ser bien gestionada y preservada, puede convertirse, de cara al futuro, en una fuente estratégica de desarrollo, pues la energía limpia constituye un factor económico esencial para el crecimiento de las naciones.
Es claro que Colombia le está apostando a convertirse en potencia continental en materia de energía eléctrica y tiene el capital -natural, empresarial, humano y de conocimiento- necesario para hacerlo realidad. Esto implica, entre otras cosas, la necesidad de cuidar y proteger las fuentes de agua y las cuencas de los ríos, asunto aún más urgente y crítico frente al fenómeno del cambio climático y la acción depredadora del modelo de desarrollo del país. De igual importancia resulta garantizar la seguridad en las zonas donde se adelantan los proyectos hidroeléctricos, de tal forma que se reduzcan los riesgos y se generen nuevas fuentes de trabajo en las zonas de influencia de los mismos.
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