S i no hubiera sido por la tenacidad de un visionario grupo de arquitectos que vio la importancia de salvaguardar el patrimonio cultural, histórico, arquitectónico y de ingeniería de Antioquia y la nación, hoy estarían perdidos tesoros de la historia.
El Teatro Bolívar, el Teatro Junín o aquellas casas quintas del bulevar de La Playa -con excepción de la Casa Barrientos-, hacen parte de un pasado que se va desmoronando en la memoria de unos cuantos.
Conscientes de que no hay futuro sin pasado, los integrantes del grupo interdisciplinario de arquitectos, ingenieros, historiadores, maestros de obra y artesanos de la Fundación Ferrocarril de Antioquia celebran un cuarto de siglo al rescate del patrimonio para dicha de todos.
Un trabajo arduo, silencioso y costoso que ha logrado recuperar con lujo de detalles obras de arte que estaban en el olvido.
Pasión, responsabilidad y conocimiento son tres pilares que caracterizan esta labor que contó con el apoyo de Empresas Departamentales de Antioquia (EDA), el Instituto para el desarrollo de Antioquia (Idea), la Fundación para la conservación y restauración del patrimonio cultural colombiano adscrita al Banco de la República, socios gestores, a los que se unió el Municipio de Medellín como socio adherente.
"De la mano con la recuperación y restauración hemos adelantado una labor educativa para que la ciudadanía tome conciencia de la valoración y conservación del patrimonio cultual", señala Álvaro Sierra Jones, arquitecto restaurador y director de la Fundación.
Desde cuando restauraron la Estación Medellín hace 25 años, a la fecha, unas 40 obras, sin contar esculturas, se han salvado de las ruinas. Hoy la Fundación continúa su misión en obras como el Camino Belén Altavista, la Catedral Metropolitana, el Palacio Arzobispal de Quibdó, entre muchas otras.
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