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Mientras fue pasando la tarde se fueron acumulando, en todo el territorio venezolano, las acusaciones por irregularidades en el proceso electoral organizado por el régimen chavista. Los candidatos rivales de Maduro no fueron ajenos a estos señalamientos: Javier Bertucci y Henri Falcón cantaron “fraude” llegada la noche.
Según Bertucci, su comando de campaña recibió más de 380 denuncias sobre la presencia de los llamados “puntos rojos” —puestos de logística del chavismo al lado de los centros electorales—. “Se compra la conciencia del elector, no hay libertad para que elija. No es democrático”, dijo.
Falcón se sumó a las denuncias y, al cierre de esta edición, desconoció totalmente el proceso: “hoy se había planteado una garantía del CNE, y no solo se vio violentada, se plantaron 13.000 puntos rojos en todo el país. Sin duda nosotros desconocemos este proceso categóricamente”.
Mientras el mundo conocía a través de imágenes y videos la marcada ausencia del pueblo para participar en un proceso anunciado como fraudulento por la oposición y más de 82 países, a través de mensajes de texto, notas de voz y demás medios de comunicación, la maquinaria del gobierno ejerció la máxima presión entre los electores.
Las observaciones y sondeos de equipos del oficialismo no eran satisfactorios al final de la tarde del 20 de mayo, por lo que no solo el presidente candidato Nicolás Maduro, sino sus ministros, gobernadores y alcaldes iniciaron una campaña para lograr la movilización total de la maquinaria roja en todo el país.
“Pido máxima concentración y entrega a partir de este momento, para poder levantar el porcentaje de participación aquí en nuestro estado. Exijo a la dirigencia del chavismo de Carabobo, hacer lo que tengan que hacer y garantizar a Caracas el aporte que corresponde para dar el triunfo al pueblo venezolano”, fue el mensaje enviado por el gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava, a la militancia chavista.
Por su parte Roberto Lobo, alcalde del municipio Torbes, el cuarto más pobre de Venezuela, ubicado al sur del estado Táchira, envió a sus seguidores una clara orden: “compatriotas del equipo político y de los Clap, a esta hora no puede ser que la brecha no haya despegado. El llamado del presidente Maduro es a doblar los esfuerzos porque no estamos cumpliendo con la meta. A unir esfuerzos, remolcar a los centros electorales por lo menos a tres personas cada uno y sumarlas al proceso revolucionario. Salir ya a hacer la operación rastrillo con familiares y amigos. No es un favor, es una exigencia”.
Ni la oferta de adquirir un bono por 10.000.000 de bolívares, luego de ejercer el voto y presentar el carnet de la patria en los llamados puntos rojos, a pocos pasos de las urnas, movió a la militancia.
Carmen Mendoza, docente de un liceo bolivariano del Táchira, le dijo a EL COLOMBIANO que había recibido presión por parte de su jefe para que sufragara: “no voy a votar porque esta dictadura no sale con votos, además el Consejo Nacional Electoral no es un árbitro imparcial y todo lo manejan a favor del gobierno. La convocatoria a elecciones las hizo la Asamblea Constituyente que es ilegal. A mí que me quiten el cargo, pero no voté”.
En contradicción a las advertencias desesperadas enviadas por sus funcionarios en todo el país, Maduro señalaba que el mundo debe conocer que “son millones los que están votando de manera libre, porque el voto es un instrumento de justicia. En Venezuela quien elige al presidente es el pueblo”.