La palabra que más ha acompañado a las Abuelas de la Plaza de Mayo durante 41 años para encontrar a los nietos perdidos de la dictadura militar (1976 - 1983) es resistencia. Las cuentas, después de esas cuatro décadas de búsqueda, aunque satisfactorias aún dejan mucho por hacer: 128 identidades restituidas de aquellos que eran unos recién nacidos entre la década del 70 y del 80 y que fueron arrancados de los brazos de sus madres.
A ellas, las mujeres que dieron a luz a esos bebés, las callaron y desaparecieron, quedando en manos de las abuelas la misión de encontrar a sus nietos perdidos. Pero el tiempo no se detiene y las Abuelas de la Plaza de Mayo se enfrentan a una realidad de la que ningún ser humano puede escapar: la vejez y la muerte. “Ya quedamos muy pocas abuelas, somos muy mayores”, contó a EL COLOMBIANO Estela de Carlotto, directora de la fundación.
Un día con las abuelas
Las puertas de la casa de Las Abuelas, ubicada en la calle Virrey Cevallos, de Buenos Aires, Argentina, se abren a las 9 de la mañana. Y allí está Carlotto, buscando día a día a los nietos. “Estela, cuándo te tocará a vos”, le decían cada que encontraba a un nieto de alguna otra abuela. En esa época tenía 84 años y solo pedía no morirse sin abrazar al suyo.
Su deseo se hizo realidad y encontró a Ignacio Guido Carlotto, primogénito de su querida hija Laura, en agosto de 2014, quien se convirtió en el nieto número 114 en ser identificado. Quería más y siguió liderando la búsqueda de sus compañeras de lucha.
Ahora tiene 88 años y es una de las últimas “abuelas” que está con vida. “No creo que alcancen a diez en todo el país porque están o muy enfermas y no se pueden movilizar o han fallecido”. Y entonces, ¿cuando las Abuelas de la Plaza de Mayo falten quién buscará a los cerca de 300 nietos perdidos que según Carlotto aún faltan por encontrar?
Por eso, están compartiendo su historia en la Comisión Directiva de la organización y con los nietos, tanto los “restituidos” (aquellos que encontraron durante sus pesquisas) como los “propios” quienes se sumaron a la búsqueda. “El día que no exista ninguna abuela ellos van a seguir buscando a los que faltan, a los que ellos llaman sus hermanos”. Hermanos y abuelas, todos víctimas de la dictadura que raptó mujeres embarazadas para quedarse con sus hijos.
Por la memoria de Argentina
Este año una de las abuelas falleció sin encontrar a su nieta. Se trata de Chicha, una de las fundadoras, quien a sus 94 años dijo adiós a su querida Argentina. “Lo más lamentable no es que pierda la vida, sino que ella no encontró su nieta Anahí. Así que nosotros siempre la vamos a seguir buscando”, asegura desde su oficina de Buenos Aires.
Para cumplir con ese objetivo y los otros 300 que aún están en la lista de este equipo de buscadores las Abuelas cuentan con un grupo de 13 personas entre abogados, genetistas, sicólogos y personal administrativo. Y un banco de datos genéticos guarda la identidad de aquellos que se atrevieron a pasar por la casa para ver si su ADN coincidía con el de alguna de las Abuelas.
Cada que encuentran a un nuevo nieto aparece una ola de denuncias y para los reencuentros ellas preparan una reunión con los abuelos, “si viven, porque a veces no viven”. En uno de los casos recientes estos habían fallecido y las Abuelas prepararon un encuentro con los hermanos y los tíos del nieto “restituido”.
Carlotto aboga por la identidad. “Esto es un derecho no solo de las personas afectadas, sino de todo el país y todo el mundo. No debe olvidarse haber nacido de un papá y una mamá, y estas dictaduras no deben repetirse nunca más”. Mientras la vida se lo permita, seguirá trabajando por él, pero ahora en compañía de Guido, el nieto que su hija Laura le dejó, los otros que tuvo, y con una alegría más: es bisabuela.
“Verlo es revivir y pensar que está un poquito Laura conmigo”, concluye.
La marca de las Abuelas
Esta organización no gubernamental fue creada en 1977 con el objetivo de localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños desaparecidos por la última dictadura Argentina. Después de estos 40 años siguen buscando a sus nietos e incluso a sus bisnietos, quienes ahora ya son adultos. Durante el gobierno de los Kirchner –Cristina Fernández y su esposo Néstor– tuvieron una buena relación con la presidencia. Sin embargo, durante la administración de Mauricio Macri han tenido roces con el mandatario. Según contó Carlotto a EL COLOMBIANO, las abuelas sienten que Macri no ha abierto espacios en su gobierno a la búsqueda de las personas desaparecidas.