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Asesinato de embajador tensa relación entre Rusia y Turquía

El crimen del diplomático afectaría aún más el ambiente político del país y sus relaciones con el mundo.

  • Tras los disparos, y a pesar de la conmoción de los presentes, algunos fotógrafos captaron el instante en que el atacante armado gritaba consignas sobre Alepo. FOTO yavuz alatan / sozcu / REUTERS
    Tras los disparos, y a pesar de la conmoción de los presentes, algunos fotógrafos captaron el instante en que el atacante armado gritaba consignas sobre Alepo. FOTO yavuz alatan / sozcu / REUTERS
20 de diciembre de 2016
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Las relaciones entre Rusia y Turquía fueron todo menos prósperas en este 2016 que finaliza. Durante la mayor parte del año, los dos países se mantuvieron distantes —por primera vez en décadas, a pesar de sus vínculos históricos—, fundamentalmente por sus contrarias posturas respecto al conflicto sirio, y por supuesto tras el incidente militar que devino en el derribo del Sukhoi Su-24 en noviembre de 2015.

Pero desde ayer, tras el asesinato del embajador ruso en Turquía, Andrei Karlov, se da otro traspié en vínculos que ambos países parecían empezar a arreglar desde agosto.

Sobre las 18:00 horas de Ankara, mientras pronunciaba un discurso en la galería de arte capitalina Cagdas Sanatlar Merkezi, Karlov recibió cinco disparos —según testimonios de fotógrafos presentes—, y cayó al piso. Medios locales, e incluso agencias internacionales como AP registraban la conferencia, por lo que minutos después se filtraba un video de lo ocurrido a las redes.

Tras el colapso del embajador ruso, el hombre que le disparó —ya identificado como el policía Mevlüt Mert, de 22 años—, empezó desde el fondo de la galería a gritar consignas a quienes estaban presentes y aterrorizados:

“¡No se olviden de Alepo, no se olviden de Siria. A menos que nosotros estemos todos seguros, ustedes tampoco sentirán seguridad. ¡Vuelvan, vuelvan! Todos aquellos que compartan esta opresión y tortura pagarán por ello”.

“Solo la muerte me llevará de aquí”, concluyó después de gritar varias veces “Alahu akbar” (“Dios es grande”). La policía turca lo dio de baja poco después.

Escollo con Rusia

Al embajador se le intentó salvar la vida en una clínica cercana, pero como se evidenció en la grabación de los hechos, ya poco se podía hacer por él.

Horas después, desde Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin, uno de los personajes más poderosos del mundo, condenaba rotundamente el hecho: “El crimen es, sin lugar a dudas, una provocación destinada a abortar la normalización de las relaciones ruso-turcas y torpedear el proceso de paz en Siria”.

“La respuesta al asesinato del embajador ruso en Turquía será el reforzamiento de la lucha contra el terrorismo. Y los bandidos lo sentirán en sus propias carnes”, agregó.

En principio Putin, consciente de que se salvaron con dificultad las relaciones con los turcos, y que se negocian con dicho país las condiciones de salida de los últimos refugiados de la devastada Alepo, defendió al gobierno de Recep Tayyip Erdogan.

“El proceso (de paz) es apoyado activamente por Rusia, Turquía, Irán y otros países interesados en el arreglo del conflicto sirio”, afirmó.

¿Pero qué efectos dejará el hecho de que el atacante formaba parte de las autoridades del país gobernado por el islamista Erdogan?

En diálogo con EL COLOMBIANO, Hasan Turk, magister en Ciencias Políticas y experto en asuntos de Oriente Medio, consideró que el gobierno turco se verá mucho más debilitado en el ámbito internacional por este hecho.

“Ya se sabe que fue un policía quien perpetró el ataque y que lo hizo por venganza ante lo que pasa en Alepo. Pero políticos cercanos a Erdogan intentaron ya culpar a la cofradía de Fetullah Gülen. Rusia ha dicho que eso no va a afectar las relaciones con Turquía, pero por tratarse de un agente del Estado, como ya se conoció, podría haber consecuencias en ese sentido”, aseguró.

Más caos para Turquía

La situación viene siendo confusa desde hace meses en Turquía, donde se han producido intentonas golpistas (15 de julio), numerosos atentados, asesinatos políticos y religiosos, y denuncias por violaciones a los derechos humanos.

Para Turk no hay duda de que el causante de la situación caótica actual es el propio Erdogan: “no ha tenido criterios claros y consecuentes respecto a su política local e internacional, le dio siempre prioridad a sus caprichos personales para tomar decisiones sobre el país. Eso incluye la lucha contra el terrorismo”.

Turquía se está quedando cada vez más solo, y si antes ya tenía tensiones con Estados Unidos y la UE, las monarquías árabes son su único apoyo ante los escollos que tiene con Rusia.

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