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Agentes del FBI rodearon el lunes, como si se tratara de un narcotraficante o el criminal más buscado del país, la oficina de Michael Cohen, el abogado personal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Bajo órdenes urgentes del Departamento de Justicia, los federales entraron a su despacho para decomisar todo tipo de evidencia que pudiera dar luces sobre dos casos.
En primer lugar el del presunto pago de 130.000 dólares por parte del magnate a la actriz pornográfica Stormy Daniels, lo que podría configurar fraude bancario o delito electoral. Y en segundo lugar, el supuesto recibo de 150.000 dólares por parte de la campaña presidencial de Trump provenientes de empresarios rusos y ucranianos.
“Es histórico en el país que las autoridades recurran a allanar las oficinas del abogado de un presidente de los Estados Unidos. Eso sin duda indica que hay indicios y avances claros en ambos casos. Es muy raro que la justicia ordene una recolección de pruebas en el despacho de un jurista cuando se podría encontrar material que incurre en una violación del secreto profesional entre un abogado y su cliente. Para eso el fiscal tiene que convencer al juez de que esta acción es necesaria y que hay pruebas contundentes”, explicó Emilio Viano, politólogo y docente de la Universidad Americana de Washington.
Por su parte, David Castrillón, investigador del Observatorio de Análisis de los Sistemas Internacionales de la U. Externado, señaló que “tal vez desde Nixon no se daba tal nivel de operativos de las autoridades contra personajes del círculo de un mandatario. Habría que revisar en detalle la historia, pero es claro que este allanamiento no se trata de un caso de extralimitación por parte del FBI, sino de un resultado natural del proceso”.
¿Pero qué implicaciones políticas pueden dejar estos nuevos desarrollos en un año crucial en lo electoral?
En opinión de Viano, “la gravedad de lo ocurrido es evidente en la cancelación de la gira de Trump por América Latina. Lo de Siria es secundario frente a la amenaza que supone para su administración este allanamiento. Ambos casos están tomando visos delicados, como nos indica la tormenta que está llegando contra Cohen y que se reflejaría contra el presidente dependiendo de las acciones que hizo en su nombre”.
Para Castrillón, en cambio, “Trump ya parece convertirse en un nuevo ‘presidente teflón’, como Ronald Reagan, al que le lanzan y le lanzan escándalos, pero ninguno logra socavar sus bases de apoyo. A pesar de todo lo que ha pasado, sus electores lo apoyan igual que antes. No obstante, posiblemente en estas elecciones legislativas los demócratas estén mucho más unidos y decididos para lograr un mejor resultado”.