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Stephen Paddock, el jubilado de 64 años que desde este domingo se convirtió en el mayor asesino en masa de la historia de Estados Unidos, fue calificado como “un enfermo, un loco”, por el presidente estadounidense, Donald Trump.
“Era un hombre enfermo. Un hombre loco, con muchos problemas”, fueron las palabras exactas del republicano que, nuevamente, evitó la palabra “terrorista” dentro de sus calificativos para el hombre.
Se trataría de un asunto menor si no se tratara de Trump. En otras ocasiones como en los atentados de Manchester, no ha dudado en referirse inmediatamente a los perpetradores como terroristas.
Más aún si se cuenta que el Estado Islámico se adjudicó en atentado, argumentando la conversión de Paddock a su causa meses atrás.
A favor de Trump juega el hecho que el FBI haya declarado no tener conexión alguna entre esta organización radical y el tirador de Las Vegas.
No obstante, en otros casos donde la conexión no estaba muy clara pero el atacante tenía ascendencia musulman, como en la masacre del club Pulse de Orlando, cometida por el estadounidense de origen afgano Omar Mateen, no ha dudado en referirse a él como terrorista.
Distintos medios estadounidenses han hecho eco en este tema, recordando que estos otros atentados han servido políticamente a Trump para impulsar su veto migratorio a países musulmanes y el perfil de Paddock, en este caso, jugaría en contra de sus aspiraciones para reactivarlo.