El pasado 14 de febrero, mientras los americanos celebraban San Valentín, un joven de 19 años atacó con un rifle semiautomático AR-15 a los compañeros y profesores del colegio donde estudiaba. Mató a 17 personas.
La masacre de la escuela Marjory Stoneman Douglas de Florida es la que más víctimas ha cobrado en 2018 en Estados Unidos, pero está lejos de ser el primer ataque armado en una institución educativa: en lo que va de este año -un mes y 16 días- han ocurrido 18 tiroteos en espacios frecuentados por niños y adolescentes. En la mayoría de los casos, incluyendo el de Florida, las armas fueron compradas legalmente.
“Todos sabemos lo que va a pasar. Una y otra vez: en América, los tiroteos en masa se han vuelto tan familiares que parecen seguir el mismo triste guión”, dice The Boston Globe en una editorial que fijaron en su página web desde el día de la masacre.
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Este diario norteamericano vuelve a poner en discusión el control de armas por parte de ciudadanos, que en casi todo Estados Unidos pueden ser compradas por cualquier persona mayor de edad y sin antecedentes penales gracias a la Segunda Enmienda de la Constitución, un texto firmado por los próceres americanos hace más de 200 años.
Aunque cada ataque masivo en el que muere un número considerable de americanos enciende el debate sobre el control de armas, ningún proyecto de ley ha prosperado en el Congreso, donde muchos republicanos justifican la Segunda Enmienda y el legítimo derecho a la autodefensa. A pesar de las 17 víctimas de Florida. Y las 59 de Las Vegas. Y las 50 de Orlando. Y las 27 de la iglesia de Sutherland Springs. Y las miles de víctimas de los 146 tiroteos masivos que han ocurrido desde 1967 hasta hoy.
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Como es su deber moral, el presidente Donald Trump condenó el ataque y pidió rezar por las víctimas. Pero a diferencia de su predecesor, Barack Obama, el actual jefe del poder ejecutivo de Estados Unidos no culpó a la falta de control en la venta de armas de fuego, sino a la supuesta locura del atacante, y prometió endurecer las políticas públicas en salud mental.
Los copartidarios de Trump en el Congreso también expresaron sus condolencias en redes sociales, pero no contaban con que una tuitera les sacaría los “trapitos al sol”: los millones de dólares que la Asociación Nacional del Rifle (NRA), la principal defensora de la Segunda Enmienda y de la venta libre de armas, invirtió en sus campañas políticas.
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El senador Marco Rubio fue el primero en quedar expuesto. “Acabo de hablar con el superintendente de la escuela Broward. Hoy es ese día terrible por el que rezas que nunca llegue”, dijo el congresista en Twitter.
—¿Cuánto dinero aceptó de la NRA, Marco? —preguntó un usuario de la red social.
—$3,303,355 —respondió con la cifra exacta Bess Kalb, guionista del programa de comedia Jimmy Kimmel Live y quien pidió a los medios que todos los datos que vamos a citar a continuación los atribuyamos a los investigadores originales: The New York Times y OpenSecrets.com.
Así fue el intercambio de trinos y respuestas entre los congresistas republicanos y Kalb.
Cory Gardner, senador
“Tengo el corazón roto por los estudiantes y las familias involucradas en esta horrible tragedia. Estoy rezando para que nuestras autoridades actúen rápido para contener la situación”.