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El deshielo no frenó las detenciones arbitrarias en Cuba

  • FOTO ARCHIVO REUTERS
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03 de noviembre de 2017
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Octubre fue un mes negro para la disidencia del régimen de los Castro. De acuerdo con la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), el mes pasado hubo al menos 578 detenciones temporales arbitrarias por motivos políticos en la isla, la cifra más alta de este tipo de abusos en 2017.

Esta organización hizo cuenta además de 13 casos de agresiones físicas, 27 actos de hostigamiento y dos “actos de repudio”, cuyo responsable sería “la poderosa policía política secreta y sus agentes”, según denuncian.

La vieja práctica de prohibir la salida del país a los opositores continuó. A ocho de ellos el gobierno les impidió viajar al exterior, mientras también se frenó la entrada a Cuba de Ofelia Acevedo, viuda del disidente y premio Sajarov Oswaldo Payá, fallecido en un accidente de tráfico en julio de 2012.

En 2015, una vez Cuba reabrió su embajada en Washington y los gobiernos de Raúl Castro y Barack Obama celebraban el fin de medio siglo de tensiones, se creyó que los abusos a líderes contrarios al régimen cesarían.

La muerte de Fidel Castro en 2016 reforzó esa idea, mientras la llegada a puerto cubano de un crucero y la realización de un desfile de modas de la casa Chanel desviaron aún más la atención sobre la situación de los disidentes. No obstante, las violaciones persisten.

De acuerdo con Berta Soler, líder de las Damas Blanco, organización de esposas de prisioneros políticos, los hechos coyunturales no han cambiado la situación: “el régimen cubano sigue arremetiendo contra la sociedad civil. Siguen saqueando nuestras viviendas y a nosotras nos prohiben ir a misa para reunirnos en comunidad. Se ve una vez más su intolerancia y la violación a nuestra libertad religiosa”. (Ver paréntesis)

Además, a mediados del mes pasado, el Gobierno le impidió a esta líder, por cuarta vez en el año, salir al exterior. Pretendía viajar a un evento en Charlotte, Estados Unidos, y luego a Nueva York, donde dictaría una conferencia sobre el papel de la mujer negra. No obstante, a punto de abordar, dos oficiales de Inmigración le indicaron que no podía salir del país, argumentando que tenía una multa por, “supuestamente” arrojar papeles al piso, lo que es considerado un delito en Cuba.

En realidad la estaban culpando por una manifestación pública que realizó meses antes con las Damas de Blanco y durante la que lanzaron hojas de papel con consignas de protestas en contra del régimen.

Ahora, aunque el interés internacional ha estado concentrado en la apertura económica de La Habana con Asia y la Unión Europea, en el paso devastador del huracán Irma y en las tensiones con el Gobierno de Donald Trump por supuestos ataques sónicos a diplomáticos norteamericanos, para Guillermo Fariñas, otro líder disidente, lo que esa visión de Cuba ha traído es una “impunidad descarnada”.

“Desde que murió Castro ha aumentando el nivel de incertidumbre, de inseguridad con respecto a lo que va a pasar, también ha crecido el nivel de protesta social y los cubanos cada día se quedan más por la carencia de elementos básicos para la alimentación”, agrega Fariñas.

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