Si bien las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) son pesimistas en torno al desempeño de la economía mundial para 2016 y 2017, ningún caso resulta tan preocupante en sus vaticinios como el venezolano.
El ente multilateral calcula en 2.200 por ciento la inflación que tendrá Venezuela para el próximo año. También, pronostica una contracción del 8 por ciento del PIB del país vecino durante 2016. Si esta situación sigue así, y sin una verdadera reacción del gobierno chavista, el FMI vaticina una inflación de 4.600 por ciento para 2021. Los precios, por tanto, ascenderían exponencialmente.
¿Es válido el pronóstico del Fondo Monetario Internacional? ¿En ese caso, por qué el país vecino llegó a tal escenario? EL COLOMBIANO indagó con expertos.
Giovanni Reyes, doctor en Economía de la Universidad de Pittsburgh y docente de la Universidad del Rosario, consideró que “es claro que es una conjetura del FMI y no una especulación, porque sí tiene bases. Es difícil que una entidad como esa arriesgue su prestigio lanzando ese cálculo”.
Causas de la debacle
Para Munir Jalil, jefe de investigaciones económicas de Citibank para la región andina, el FMI realmente muestra una crítica coyuntura en la que está inmersa Venezuela.
“Lo que está viviendo ese país es un fenómeno de hiperinflación, y esto implica una situación supremamente difícil para las personas. Con esas cifras, las tendencias de aumento de precios llegarían a alrededor de un 5 por ciento diario. ¿Qué implica? Que el efectivo que tengan las familias empiece a esfumarse de forma ridícula. Si hoy desde temprano alguien tiene 100 pesitos, en la tarde serán 95, mañana 90 y en 20 días ya esa persona no tendrá nada en términos reales”, explicó.
Jalil enumera dos causas de la problemática actual en Venezuela, a la vez que achaca la crisis de dicha nación a “la ausencia de políticas económicas”: la emisión excesiva de dinero por parte del Banco Central y la baja disponibilidad de divisas para importar bienes, lo que genera escasez.
“En ese orden de ideas la solución es sencilla, que el ente deje de imprimir dinero, y que deje el tipo de cambio libre. Las soluciones económicas son fáciles, pero el tema es político, porque esas decisiones son impopulares”, agregó.
Reyes coincidió: “Venezuela tiene inventarios que se están consumiendo, por lo que la perspectiva es que en un futuro no van a tener recursos suficientes para importar, mientras que no hay capacidad productiva interna, golpeada por el chavismo”.
“El 93 por ciento de los ingresos de sus divisas vienen del petróleo, que se ha desplomado. Chávez golpeó el sector interno y se aferraba a las importaciones con recursos del petróleo y deuda. Estos dos grifos no les están dando los mismos ingresos y de ahí los problemas. Pero esto sí deja muchas lecciones, para no manejar asuntos macroeconómicos con ideas populistas”.
Implicaciones políticas
Ambos economistas coinciden en que las previsiones del FMI no tienen en cuenta factores sociales y políticos, que podrían cambiar el curso de lo que ya es una tragedia. Entre ellos, como señaló Reyes, “la posibilidad de que la oposición siga avanzando tras quedar en control del Legislativo, lo que podría traer cambios”. ¿Pero qué efectos políticos dejaría una coyuntura tan grave?
Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario respondió: “como ya pasó en dicho país con crisis que tumbaron el modelo partidocrático de la segunda mitad del Siglo XX, una situación similar hará retroceder al modelo chavista, porque la ciudadanía buscaría más respuestas. Está claro que Maduro no podrá aspirar a la reelección —e incluso no podría terminar su mandato—, si el chavismo no rectifica su camino”.