El problema del terrorismo y el de la crisis de refugiados deben resolverse a la vez, pero en ningún caso mezclarse, afirmó ayer el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en la clausura de la cumbre del G20 en Antalya.
“Tenemos que tratar al mismo tiempo con el terrorismo y con la crisis de refugiados, pero no debemos mezclar el terrorismo con el problema de los refugiados, que es un problema humano”, dijo el mandatario turco, anfitrión de la cumbre.
“En Siria se deben dar sin demora pasos humanitarios y de seguridad”, pidió Erdogan en una comparecencia ante la prensa, con la que daba por cerrado el año de la presidencia turca del G20.
Tras reiterar sus condolencias a Francia, Erdogan subrayó que “el terrorismo no tiene religión, etnia ni país” y pidió “luchar contra todas las organizaciones sin diferenciar entre ellas”.
Mencionó de seguido no sólo al Estado Islámico (EI o Daesh), Al Qaeda y Boko Haram, sino también a la guerrilla kurda marxista del PKK y al PYD, la milicia kurda del norte de Siria que sólo Turquía define como terrorista.
El comunicado del G20 que expresa la decisión de sus líderes de luchar unidos contra el terrorismo no menciona ningún grupo en concreto, aunque sí condena expresamente dos atentados, el de París el viernes pasado y el de Ankara el 10 de octubre, ambos atribuidos al Daesh.