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La estrategia antiterrorista de la UE debe ser integral
El ataque ocurrido en España generó la solidaridad de Europa y ahora se plantea la lucha conjunta contra estos ataques.
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Tras todos los ataques registrados en Europa en el último año se han presentado aumentos del pie de fuerza, pero eso no ha evitado ni que se vuelvan a producir ni las víctimas mortales. FOTO afp
19 de agosto de 2017
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Ocho atentados bajo el mismo esquema, con los bárbaros utilizando vehículos para arrollar multitudes, se han dado en Europa tras el tristemente recordado ataque de Niza que dejó 87 muertos el 14 de julio de 2016. Esto, en poco más de un año, demostró que los países europeos han sido incapaces de implementar una estrategia para proteger a su población de este tipo de eventos, así esté claro que esa tarea supone una dificultad tal vez nunca antes vista.
¿Qué está fallando y qué debe hacer la Unión Europea para blindarse mucho mejor ante esta compleja amenaza? EL COLOMBIANO consultó con expertos sobre el asunto que marca de nuevo el debate tras los atentados de Barcelona y Tarragona.
Eco mundial
Además del uso de un vehículo como arma para crear terror y muerte, otro factor común es señalado por las fuentes, y responde a la pregunta de ¿por qué fue Cataluña el lugar escogido para el ataque?
“Es un centro multicultural, con gran afluencia de turistas. El mensaje de Barcelona trasciende a todo el mundo, más que otras ciudades que pudieran ser afectadas por lo mismo”, explicó John Marulanda, consultor internacional en seguridad y defensa.
Con él coincidió el imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico: “los yihadistas buscan ciudades mundiales y multiculturales, capitales del globo, ya que tienen mucho mayor impacto en sus ataques”.
Lucha poco ortodoxa
¿Pero por qué los bárbaros logran repetir con facilidad este accionar en Europa? Los expertos coinciden en que las autoridades europeas aún no conocen por completo a su enemigo ni las condiciones particulares de la guerra que libra contra Occidente.
En primer lugar, las medidas a tomar no pueden basarse solo en la seguridad, ya que la problemática tiene aristas sociales y políticas: “la mayoría de atacantes son hijos y nietos de los primeros inmigrantes árabes en Europa, que se ven acorralados por la sociedad occidental. Son grupos que no se integraron a esos países y que viven aislados en ellos, en condiciones que facilitan el extremismo. Ahí están los resultados”, argumentó Marulanda.
El consultor considera que Europa, “además de propiciar una mejor integración cultural con quienes ya inmigraron, debe implementar medidas sociales y políticas más fuertes, que no se ha decidido a tomar por su tradición de liberalismo. Pero es necesario un enfoque más restrictivo”.
Por su parte, Zapata advierte que Europa “aún no conoce a su enemigo, una multinacional del terror y del oscurantismo que no tiene fronteras. Al no conocerlo sigue permitiendo la proliferación de la secta religiosa del salafismo (movimiento islámico reformista) en su suelo y solo toma medidas paliativas, cuando lo que debería hacer la comunidad internacional sería prohibir esa secta detrás del yihadismo y su aparato de financiación. Suena radical, pero así debería hacerse. Por eso, países como Rusia no sufren el mismo problema”.
Ambos expertos recalcan que la arista cultural y financiera de ese monstruo que enfrenta Europa aún no es abordada como debería ser, en una estrategia integral que no solo se base en pie de fuerza en las ciudades. La prevención debe ir más allá del último eslabón de la cadena y el viejo continente debe tomar cartas en el asunto.
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