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La Explanada de las Mezquitas, núcleo del conflicto árabe-israelí

Los choques se repiten en el centro simbólico de tres credos, dificultando la búsqueda de paz.

  • La mezquita de Al Aqsa (construída en el año 710), fue el templo más afectado por los choques entre musulmanes y fuerzas israelíes (1). Cientos de creyentes del Islam fueron desalojados a la fuerza del lugar (2). Los disturbios se extendieron a otros lugares de la ciudadela vieja de Jerusalén, entre ellos el mercado (3). FOTOS AFP
    La mezquita de Al Aqsa (construída en el año 710), fue el templo más afectado por los choques entre musulmanes y fuerzas israelíes (1). Cientos de creyentes del Islam fueron desalojados a la fuerza del lugar (2). Los disturbios se extendieron a otros lugares de la ciudadela vieja de Jerusalén, entre ellos el mercado (3). FOTOS AFP
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La Explanada de las Mezquitas, núcleo del conflicto árabe-israelí
15 de septiembre de 2015
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Un segmento de 15 hectáreas en la milenaria ciudad de Jerusalén, es el escenario, desde hace siglos, de enfrentamientos entre distintas religiones. Hasta el día de hoy, la Explanada de las Mezquitas continúa siendo el símbolo del conflicto entre creencias, aunque ahora se reduzca al árabe-israelí.

En 1989, la Primera Intifada de los palestinos —término que traduce sacudida o revuelta— estaba en plena ebullición y ponía a la población a luchar con piedras —o con lo que se tuviera a mano—, frente a las fuerzas israelíes. Dicho lugar, en el que estuvo EL COLOMBIANO hace un mes, fue el escenario donde más se presenció esa tensión. Pero nada ha cambiado en 26 años.

Como prueba de esto, entre sábado, domingo y lunes, las tensiones se elevaron y el escenario volvió a ser el mismo que el de las grises tardes del 89, o del año 2000. Gases lacrimógenos, gritos, piedras y sangre se volvieron a apropiar del lugar y el mundo mostró preocupación por un posible recrudecimiento de la guerra.

Ayer, la policía israelí entró por segundo día consecutivo a la Explanada, donde se produjeron desórdenes protagonizados por musulmanes que trataban de impedir la entrada de visitantes judíos al recinto sagrado.

De acuerdo con la Policía israelí, los hechos se iniciaron cuando sus efectivos se encontraban junto a los accesos del recinto sagrado tanto para musulmanes como para judíos, en el marco de un operativo de seguridad destinado a permitir las visitas en las festividades del Año Nuevo judío.

Del otro lado, Palestina, Egipto y Jordania condenaron la irrupción israelí en la mezquita de Al Aqsa —considerada el tercer templo más importante para el Islam—, en un operativo en el que derribaron su portón, rompieron sus vidrios y quemaron varios de sus tapetes.

Cómo saldo directo de los enfrentamientos en la ciudadela sagrada, se han reportado más de 100 heridos, en su mayoría por asfixia, aunque por fortuna sin muertos. Eso sí, el gobierno israelí tuvo una reunión de emergencia para abordar el asunto, sumado a la muerte de un ciudadano que perdió control de su vehículo, supuestamente como consecuencia de un apedreamiento en un barrio periférico de Jerusalén Este.

Causas y previsiones

“No es inusual que se den hechos de violencia entre zonas tan cercanos e importantes como las mezquitas y el Muro de los Lamentos. Es un lugar complejo y cualquier hecho puede incendiar toda la región en cualquier día”, recalcó Marcos Peckel, docente de la Universidad Externado y director Confederación de Comunidades Judías de Colombia.

Por su parte, el escritor Víctor de Currea-Lugo, experto en temas de Medio Oriente, consideró que “el hecho de que no se resuelvan los problemas fundamentales de la zona, como la ocupación y los asentamientos, a la vez que Israel tenga potestad para decir cuando cierra o no dichos lugares, permite que se repitan los enfrentamientos”.

Pero las tensiones no se reducen a judíos y musulmanes. Los cristianos también se sienten excluidos y controlados a la hora de acceder a sus templos sagrados en Jerusalén. Ghassan Munayer, empresario farmacéutico y activista de la localidad de Lod, se considera palestino a pesar de tener ciudadanía israelí.

“Mi apellido lleva asentado en esta tierra desde 1700, y mis padres fueron internados en campos de concentración durante la ocupación (1948). Un año después, cuando lograron volver a sus casas, tuvieron que empezar de cero, porque el Ejército israelí había saqueado todo”, afirmó a esta publicación.

“Hoy nos sentimos ciudadanos de segunda clase, porque cuando celebramos la navidad o semana santa encontramos toda clase de restricciones para entrar a Jerusalén Este, o ni podemos ir”, agregó.

Hace semanas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que está dispuesto a sentarse nuevamente en la mesa y negociar la paz.

Lior Haiat, director para Centroamérica y el Caribe del Ministerio de Exteriores de Israel, afirmó a este diario que “si cesan los ataques y se deja de utilizar armas para presionar a Israel, solo así creemos que prosperará un diálogo”.

Por otra parte, en sus discursos, el presidente palestino, Mahmud Abás, ha reiterado su desconfianza en el anuncio de Netanyahu, mientras “cada mes los asentamientos judíos en Cisjordania crecen un 18 por ciento”.

Así las cosas, un escenario de diálogo se ve difícil, mientras en la Explanada de las Mezquitas, por el momento, se vuelve a encender la mecha del enfrentamiento.

60
metros tiene el Muro de los Lamentos, vestigio del Templo de Jerusalén.
Infográfico

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