El periodista Jamal Khashoggi ha resultado un problema mucho mayor para la monarquía saudí por su muerte en la embajada de ese país en Turquía, que por sus críticas hacia el régimen hechas desde el Washington Post.
A tres semanas de su asesinato, reconocido por el gobierno saudí hace siete días, países como Alemania, Reino Unido y Francia han manifestado su intención de congelar su venta de armas hacia Arabia y varios diplomáticos han cancelado su visita a un foro económico en ese país.
La atención mundial está sobre la sede diplomática en Estambul a la que se vio entrar a Khashoggi el 2 de octubre para un trámite matrimonial. Lo que sucedió con el cuerpo del periodista durante esas horas –una pelea en la que murió “accidentalmente” según la versión de Arabia; o un asesinato premeditado que incluyó torturas, disolución en ácido o desmembramiento, según varias versiones filtradas por el gobierno turco a la prensa– es desconocido.
Sin embargo, parece saberse lo que pasó con su ropa. Imágenes de cámaras de seguridad filtradas por autoridades turcas a CNN mostrarían que, dos horas después de que el periodista entró, otro hombre de complexión similar habría salido con barba falsa, gafas y portando las prendas “aún tibias” del comunicador. Lo identifican como Mustafa al-Madani, uno de los 15 ciudadanos saudíes que llegaron a Estambul en la madrugada del día en el que desapareció el reportero.
La estrategia de ocultamiento fallida haría parte de la versión inicial de Arabia de que Khashoggi salió de la embajada intacto. Según el docente experto en medio oriente de la Universidad Externado, Marcos Peckel, ese país “sobrestimó su capacidad de hacer lo que quisiera sin consecuencias”.
¿Quién era Khashoggi?
Más que un opositor, el periodista saudí era un antiguo aliado convertido en un disidente incómodo. Khashoggi proviene de una familia de gran relevancia. Su abuelo fue el médico personal del primer rey moderno de Arabia, Abdulaziz bin Saúd. Por sí mismo, el comunicador ya tenía bastante fama al ser probablemente el periodista que más entrevistó a Osama bin Laden, según explica el internacionalista de origen turco Hassan Türk.
Khashoggi fue cercano al desaparecido líder de Al Qaeda durante la guerra en Afganistán entre 1978 y 1992, en las que las fuerzas de Estados Unidos apoyaron a los insurgentes yihadistas en contra de la Unión Soviética. Luego, fue un asesor de confianza de Turki bin Faisal, miembro de la familia real saudí y director del servicio secreto durante tres décadas. “Conocer tantos asuntos sobre el papel de la CIA en Afganistán y al interior de la monarquía lo hicieron peligroso”, afirma Türk.
La ruptura y la represalia
La elección de Mohamed bin Salman como heredero el año pasado, marcó el distanciamiento de Khashoggi con la monarquía. Sus críticas a la persecución de opositores y a la intervención militar que el príncipe promovió en Yemen, lo llevaron a instalarse en Washington para estar a salvo.
Desde allí defendió un Islam moderado, más político, y estableció vínculos con enemigos de la monarquía como el líder de Qatar. La represalia de Arabia habría llegado por cuenta de Bin Faisal, quien según han dicho amigos cercanos de Khashoggi, le aseguró a este que no había peligro en que visitara la embajada de su país en Turquía.
“Pero Arabia no contaba con la respuesta de Turquía”, afirma Türk. Según explica, las múltiples filtraciones de medios de ese país son una muestra de que el mandatario turco, Recep Tayyip Erdoğan tiene información y, dado el caso, estaría dispuesto a usarla para propiciar un eventual castigo internacional.
Un escenario que quiere evitar el gobierno estadounidense de Donald Trump, por razones económicas y políticas, al ser la monarquía de Mohamed bin Salman su segunda aliada en medio oriente y una de sus fichas para mantener aislado a Irán.
Por eso, explican los analistas, la estrategia de Arabia será intentar sortear la crisis apuntando a mandos medios –como el ya destituido jefe de inteligencia Ahmed al Assiri– para librar de responsabilidad al heredero, cuya venganza habría ido muy lejos como para ser ignorada por occidente