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Con la advertencia de que Irán fortalecerá su poderío en misiles, gústele a quien le guste, el presidente Hassan Rouhani respondió a las críticas de su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien esta semana lo acusó de aumentar su capacidad con este tipo de artefactos y de exportar la violencia a Medio Oriente.
La declaración del iraní se dio mientras exhibía un nuevo misil balístico que fabricó ese país, con un rango de 2.000 kilómetros, capaz de transportar varias ojivas.
El riesgo es delicado, advierte Diego Torres, doctor en Física Nuclear y docente del Departamento de Física de la Universidad Nacional. “Irán y Corea del Norte tienen una sólida relación, y de hecho existe la posibilidad de que el avance reciente en los cohetes de Kim Jong-un haya provenido de tecnología iraní. Eso no se descarta por el potencial de sus centros de investigación”, agrega el experto.
Distinto opina Steven A. Cook, experto en Medio Oriente del Consejo de Política Exterior (CFR), quien escribió en su blog que la situación de Norcorea y la de Irán son bien distintas. “Pyongyang amenaza a los intereses de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos precisamente porque no tiene un acuerdo para mantener un límite al programa nuclear, mientras el otro está restringiendo su programa y su capacidad de hacer daño de otras maneras con su acuerdo”.
Cook se refiere al histórico pacto que hace dos años y medio firmó Irán con Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania, el grupo de las seis potencias mundiales, para disminuir su arsenal de uranio y dar fin a 15 años de sanciones.
El acuerdo fue considerado uno de los grandes logros en política exterior del expresidente Barack Obama y de su exsecretaria de Estado Hillary Clinton, y contuvo las crecientes tensiones entre Washington y Teherán y de este último con Telaviv. Sin embargo, una nube negra se posó sobre aquella hazaña diplomática cuando Trump prometió en campaña deshacer el acuerdo por considerar a Irán “terrorista”.
Para Cook, aunque la influencia de Irán en Medio Oriente por medio del grupo armado de Hezbollah sugiere que es un mal actor en el que no se puede confiar, y de hecho no se puede descartar que el país quiera dotarse de armas nucleares, hasta ahora, al menos, Teherán no está siguiendo el ejemplo de Pyongyang y su liderazgo ha demostrado que es susceptible a la presión internacional y a los incentivos para congelar el programa nuclear.
Además, hay que rescatar que el tratado evitó la carrera armamentística en la región, lo que sería sumamente peligroso para la humanidad, teniendo en cuenta que pesos pesados como Arabia Saudita e Israel ven a Irán como rival.
En medio del debate, Marcos Peckel, experto en seguridad de la Universidad Externado, considera que el acuerdo tiene falencias y áreas grises, como no haber contemplado como una práctica susceptible a sanción el desarrollo de misiles. Por eso, el reciente anuncio de Rouhani no afecta el pacto entre las potencias, en la medida en que los nuevos dispositivos ni equivalen a un crecimiento del arsenal.
Ahora bien, sobre la relación entre Pyongyang y Teherán, Peckel afirma que el que lleva la delantera en el desarrollo científico nuclear son los norcoreanos. De hecho, estos últimos han sido proveedores de misiles para Irak e Irán, por lo que una cooperación como la plantea en un comienzo el físico Diego Torres no es tan clara, a menos que se dé en el mercado negro de fondos y armas, un terreno poco explorado y que, de aclararse, revelaría cómo es el real intercambio entre potencias nucleares, entre ellas e incluso con grupos terroristas.