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El presidente Donald Trump, confirmó ayer que su Gobierno ha tenido contactos directos y “a niveles extremadamente altos” con el régimen del líder norcoreano Kim Jong-un, con quien el mandatario se reuniría en dos meses.
“Hemos empezado a hablar con Corea del Norte directamente, a niveles extremadamente altos”, afirmó Trump en presencia del primer ministro de Japón, Shinzo Abe.
Trump y Kim tienen previsto protagonizar la primera reunión en la historia de EE.UU. y Corea del Norte en mayo o junio, según dijeron funcionarios en un encuentro con la prensa.
El mandatario estadounidense, sin embargo, precisó un poco más la fecha y dijo que se reunirá con Kim “al principio de junio o antes de eso, asumiendo que todo sale bien”. Todavía no se ha determinado dónde se producirá la reunión entre los dos líderes, aunque es posible que tenga lugar en la militarizada frontera entre las dos Coreas, puesto que ese será el escenario del encuentro el próximo 27 de abril entre Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in.
“Hay una oportunidad para resolver un problema mundial”, afirmó Trump en referencia a su futura reunión.
Por su parte, Abe felicitó a Trump por el diálogo con Corea del Norte y aseguró que “la postura” y “la convicción inquebrantable” del mandatario estadounidense han provocado un “cambio importante” en el comportamiento de Pyongyang.
“Desde los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, en Corea del Sur, hemos observado un cambio importante en términos del comportamiento de Corea del Norte. Y el trasfondo de este cambio es la convicción inquebrantable de Donald, así como la determinación que demostró al abordar el tema de Corea del Norte- Así que su postura ha hecho posible lograr este cambio”.
El actual deshielo protagonizado, inicialmente, por las dos Coreas comenzó, precisamente, durante los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en la ciudad surcoreana de PyeongChang.
De momento, Corea del Sur y China, aliado histórico de Corea del Norte, han asumido el protagonismo previo en las cumbres previstas con Pyongyang, lo que ha dejado en un segundo plano a Tokio.