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Turquía-Europa, siglos de amor y odio que reviven

A semanas del referendo que le daría poderes excesivos a Erdogan, en detrimento de los valores modernos turcos, este apela a sentimientos antieuropeos.

  • FOTO AFP
    FOTO AFP
  • Guerras entre griegos y los pueblos de Anatolia (hoy Turquía) se representaron antiguamente en la Iliada. FOTO colección baden
    Guerras entre griegos y los pueblos de Anatolia (hoy Turquía) se representaron antiguamente en la Iliada. FOTO colección baden
  • Constantinopla (hoy Estambul) fue sometida a numerosos asedios europeos en la edad media. FOTO Biblioteca Nazionale di Torino
    Constantinopla (hoy Estambul) fue sometida a numerosos asedios europeos en la edad media. FOTO Biblioteca Nazionale di Torino
  • Los otomanos tomaron Constantinopla en 1453 y forjaron un imperio que empezó declive tras el sitio de Viena (1683). FOto mwp
    Los otomanos tomaron Constantinopla en 1453 y forjaron un imperio que empezó declive tras el sitio de Viena (1683). FOto mwp
  • El imperio otomano se rindió ante Europa tras su derrota en la Primera Guerra Mundial (1918). FOTO biblioteca nacional de francia
    El imperio otomano se rindió ante Europa tras su derrota en la Primera Guerra Mundial (1918). FOTO biblioteca nacional de francia
  • Tras fundar la República de Turquía en 1923, Atatürk (derercha), acercó al país a los valores occidentales. FOTO gob. de turquía
    Tras fundar la República de Turquía en 1923, Atatürk (derercha), acercó al país a los valores occidentales. FOTO gob. de turquía
Turquía-Europa, siglos de amor y odio que reviven
30 de marzo de 2017
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El gabinete del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan —cada vez más criticado en el mundo por sus tintes de autoritarismo y persecución a críticos y opositores—, estaba listo para realizar una gira europea en la antesala al referendo del 16 de abril. La cita que tienen los turcos será para decidir si le dan aún más prerrogativas al Ejecutivo y cambian el sistema político hacia el presidencialista, en detrimento de un sistema parlamentario que fue trazado por el prócer Mustafá Kemal Atatürk al fundar la moderna República turca en 1923.

Pero, en un año de elecciones europeas —Holanda, Francia y Alemania—, y en las que gran parte del debate de campaña pasa por el malestar que genera la inmigración y presencia de los musulmanes, Países Bajos, que el 15 de marzo acudió a las urnas, se mostró reticente el pasado 11 de marzo a permitir la estadía de la ministra turca de Familia y Política Social, Fatma Betul Sayan.

De hecho, la policía la detuvo en una carretera que conduce al Consulado de Turquía en Rotterdam. Tras esto, las autoridades holandesas la llevaron a la frontera con Alemania, donde la expulsaron. Eso se sumó a lo que había ocurrido ese sábado por la mañana: los holandeses no permitieron el aterrizaje del avión que traía al ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, para visitar la misma urbe.

Esto ha creado en las últimas semanas tensiones que han exacerbado el sentimiento nacionalista de los turcos dentro y fuera de fronteras, especialmente de los oficialistas, quienes ven en Erdogan al restaurador de una vieja dignidad turca ante los vaivenes de una complicada relación con el mundo europeo.

¿Por qué le conviene al mandatario apelar a ese viejo nacionalismo frente a Europa? ¿De qué más se trata? EL COLOMBIANO consultó a expertos.

Explota un viejo choque

Tal como explican académicos, la política interna turca siempre ha estado inexorablemente cerca de lo que ocurra con Europa. Es más, el viejo continente parece un rival frente al que históricamente los turcos han medido su identidad como pueblo.

“Hubo desde hace muchos siglos una confrontación de los turcos y su visión expansionista, frente a las potencias europeas. Eso fue evidente en los siglos XVI y XVII con los sitios de Viena, con derrotas para el imperio otomano. Pero hay una diferencia fundamental: esa antigua visión expansionista era motivada por una visión hanafí del islam, pluralista y liberal. Ahora, la Turquía de Erdogan está dejando paso a una visión salafista, extremista, que no ve más posibilidad que enfrentar al cristianismo y a Europa”, argumentó el imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico.

Víctor de Currea-Lugo, docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, consideró que “si bien hay una historia de enemistad con Europa que remonta al Imperio otomano, con la moderna República laica fundada por Mustafá Kemal Atatürk, el viejo continente pasó a ser incluso un referente. Lo que ocurre ahora es resultado del malestar acumulado en las élites turcas desde 1987, ante el hecho de que otros países, como los balcánicos, han sido incorporados a la UE a pesar de haber aplicado después. A eso se le suma un detrimento de los nexos con la región por la crisis europea y el fenómeno de la islamofobia”.

“Ese acumulado lo está explotando Erdogan atacando a los gobiernos europeos y justificando sus políticas islamistas”, dijo.

Nacionalismo en urnas

La reacción de Erdogan a la detención y expulsión de Países Bajos de la ministra de Familia turca fue airada en discursos ante simpatizantes: “el terrorismo de Estado de Holanda causa el mayor daño a Europa. La UE ha dejado de ser un símbolo de la justicia y las libertades. Conocemos a los holandeses desde la masacre de Srebrenica. Conocemos su carácter, su personalidad tan perversa desde que se masacró a 8.000 bosnios. Ahora su gobierno tiene residuos de fascismo y nazismo”.

“Lo pagarán caro”, espetó finalmente, advirtiendo de retribuciones en lo económico y teniendo en cuenta los fuertes nexos en distintos sectores entre Turquía y los países europeos.

Desde Países Bajos, el primer ministro Mark Rutte respondió a los ataques verbales: “el presidente de Turquía está hablando de los holandeses de forma cada vez más histérica. Ha dicho un necio comentario histórico sobre Srebrenica que está totalmente fuera de contexto y es falso. Holanda nunca negociará frente a amenazas de sanciones”.

Rutte, quien luego ganó los comicios generales de su país, intentó aprovechar esa coyuntura para fortalecerse en campaña, ante el avance del ultranacionalismo de Geert Wilders que amenazó con sacar del poder a la coalición que él encabeza.

Pero la vecina Alemania tampoco permitió desde febrero que la ministra turca Sayan realizara actos de campaña en su territorio. A ellos también Erdogan les dejo recado en un discurso: “Sus prácticas no son diferentes a las de los nazis. Yo pensé que hacía tiempo que Alemania había abandonado eso. Estábamos equivocados”.

¿Qué beneficio saca Erdogan de, primero, una decidida campaña en territorio europeo, y del choque verbal contra sus gobiernos? Hasan Turk, internacionalista turco, consideró que claramente tiene la intención de impactar en un referendo que ve fundamental en sus intenciones de acumular más poder.

“Ya Erdogan no solo tiene tintes de dictador, es un dictador. El 16 de abril se realiza el referendo para cambiar el sistema político del país. Desde 1923 ha sido parlamentarista, pero ahora prevé que dé muchos poderes al Ejecutivo. ¿Qué está haciendo para lograrlo? Atacar a los kurdos, a la Cofradía de Gülen y a los ‘enemigos externos’ para unir filas en torno a sus políticas. Las justifica aún más si una Europa que se opone a su autoritarismo y apego al poder le impide la entrada a sus ministros”, dijo.

“En comicios de Turquía es sumamente relevante la diáspora turca en Europa, algo que sabe muy bien Erdogan. Son cuatro millones de turcos solo en Alemania. Es elevado para un mandatario que perdió el voto de los kurdos, de la Cofradía, y por supuesto de laicos y liberales. Podría no alcanzarle y por eso busca a los emigrantes para ganar el referendo”, explicó.

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