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Un año de deshielo entre Estados Unidos y Cuba y aún no se siente

  • Un año de deshielo entre Estados Unidos y Cuba y aún no se siente
Un año de deshielo entre Estados Unidos y Cuba y aún no se siente
21 de julio de 2016
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El 20 de julio del año pasado, cuando Cuba reabrió su embajada en Washington y los gobiernos celebraban el fin de medio siglo de tensiones, muchas fueron las expectativas.

Restablecer oficialmente las relaciones diplomáticas entre la isla y Estados Unidos significó rápidamente que Raúl Castro se inaugurara con un sonado discurso en la Asamblea General de la ONU; que Barack Obama se presentara ante su Congreso y pidiera levantar el histórico embargo a La Habana (sin obtener resultados aún); que se permitiera de nuevo el correo postal directo, el uso de dólares y se diera aval a viajes individuales a la isla con fines educativos.

Sin embargo, otra parece ser la sensación de los ciudadanos. “Teníamos la esperanza de que con las embajadas íbamos a ver una mejoría, pero el que se ha fortalecido es el régimen. Desde hace un año, justamente, se recrudeció la violencia policial, han salido más de 40.000 cubanos de la isla y el transporte y la electricidad están colapsados porque a Castro ya no le dan la misma cantidad de petróleo de Venezuela”, relata Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, que lucha por los presos políticos.

Según la disidente, en la agenda de los dos países muy poco se habla sobre derechos humanos. “Obama viene a la isla con 800 personas y nadie nos pregunta a los movimientos qué está pasando. Por otro lado, Castro es un oportunista, hace negocios con las potencias, pero no ofrece garantías jurídicas de nada”, opina, y añade que en los últimos meses, “más que nunca”, a las damas las han atacado.

“Hemos sufrido detenciones injustificadas por más de 72 horas, han frenado nuestras manifestaciones de los domingos, nos roban de nuestras carteras, suspenden las pruebas escolares de nuestros hijos y violan con espejos las cámaras que tuvimos que instalar para grabar las agresiones de la Policía”, relata la representante.

De hecho, el Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos de Cuba llamó la atención sobre el hecho de que las violaciones a los derechos y libertades, lejos de disminuir, han aumentado con el deshielo: “Solo entre abril y mayo, más de 100 integrantes de las Damas de Blanco, así como periodistas independientes y decenas de activistas de otros movimientos han sido detenidos”, informaron.

Un embargo sin fin

En la cotidianidad tampoco se percibe mejoría en la situación económica de las familias cubanas. Iroel Sánchez, académico castrista, argumenta que las sanciones de Estados Unidos sobre la economía cubana siguen vigentes y, mientras tanto, las empresas cubanas no pueden usar el dólar en transacciones internacionales. “Esto encarece todo, ya sean las remesas o la importación y exportación. Por ende la vida material del día a día no puede haber cambiado en relación con el deshielo”, dice.

Lo que sí sucede, aclara, es que desde en La Habana se siente que hay más viajeros, a pesar de que desde EE. UU. se mantiene prohibido el turismo a Cuba.

Asimismo, el mejoramiento de las relaciones ha permitido que se sistematicen contactos entre ambos gobiernos, que los funcionarios norteamericanos conozcan de primera mano los criterios cubanos sobre sus políticas hacia la isla y que se avance en temas de interés común, como el cuidado ambiental o el combate al narcotráfico.

Entretanto, al analista le preocupa que no haya resultados en asuntos esenciales que Cuba reclama: fin de las sanciones económicas y fin de la ocupación militar del territorio por la base naval de Estados Unidos en Guantánamo.

La falta de voluntad política de Obama y sin consenso con el Congreso son para él las respuestas. En eso coincide Julio Londoño, diplomático colombiano que fue embajador en La Habana en 1998, y quien tampoco nota que el restablecimiento de las relaciones se refleje en el nivel de vida. Según dice, Obama no se ha involucrado lo suficiente y hay sectores orientados por antiguos disidentes cubanos y grupos de la derecha en el Congreso que terminan de obstaculizar

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