En las calles y avenidas del estado fronterizo de Táchira no se sentía el rigor de “una fiesta electoral”, como lo anunció la presidenta del CNE, Tibisay Lucena.
Al contrario, un ambiente lúgubre y aterrador impregnaba el escenario. Desolación era lo que reinaba y escasa afluencia de votantes en la mayoría de los centros electorales habilitados.
De más de diez centros visitados en Táchira por EL COLOMBIANO, solo uno mostró un número representativo de personas haciendo fila afuera.
La mayoría de quienes acudieron a votar eran personas de la tercera edad y empleados públicos que, según denuncias, eran sacados a la fuerza de sus hogares para dar el voto.
“Grupos de civiles armados llegaban a buscar a los trabajadores del Estado en sus casas y los obligaban a salir. Con listas en mano, chequeaban a quienes habían asistido”, denunció el alcalde Jorge Galeano del municipio Independencia.
Los fuertes enfrentamientos entre los grupos de resistencia y funcionarios de seguridad del Estado se han convertido en una verdadera guerra, que en menos de 48 horas dejó ocho muertos en la región y más de 50 heridos de bala y perdigones a nivel nacional.
“Cuando escuchaba que en el país habría una guerra civil me echaba a reír porque nunca lo imaginé. Hoy, 30 de julio, siento que la estoy viviendo. Estoy sitiado, no puedo salir de mi casa por las barricadas que se han instalado en las calles para defendernos de los grupos armados y los militares que vienen a atacar en las noches. Hoy siento ganas de llorar. Hace apenas unas horas un compañero cayó a mis pies herido por un francotirador, mientras protestábamos de manera pacífica”, dijo Fernando Márquez, estudiante de la Universidad Católica del Táchira.
No hay negocios abiertos ni circulación vehicular. Solo trabajan las clínicas, los hospitales y las farmacias, que atienden al público por una pequeña rendija. El temor de salir y ser atacado por grupos de motorizados encapuchados, pro gobierno, se ha apoderado de la colectividad.
“Hoy iniciamos una nueva lucha. Hoy radicalizamos nuestra protesta y no vamos a permitir que ese proceso nefasto nos cambie la vida y nos robe el futuro”, dijo un joven de la resistencia en la Avenida 19 de abril que cubría su rostro con una bandera nacional.
A pesar de que no hubo cierre fronterizo, como usualmente sucede en los procesos electorales de Venezuela, el paso por los puentes internacionales Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar se mostró desolado. Pocos entraron y salieron del país durante la jornada.