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Policía venezolana se convierte en otro blanco de la inseguridad

Aunque el gobierno no enfrenta todavía a cabalidad la problemática, los venezolanos se están acostumbrando cada vez más a este aspecto de la inseguridad.

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Policía venezolana se convierte en otro blanco de la inseguridad
07 de febrero de 2015
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El mismo año en que juró su cargo (1999), Hugo Chávez se refirió al asunto de la inseguridad en las calles de Caracas y otras ciudades venezolanas. Pero le dio un enfoque distinto al tema:

“Ayer, desde la catedral, con el pueblo aglomerado allí, un joven se me acercó a decirme que no tenía nada, “ayúdame, porque tengo dos hijos y se me están muriendo de hambre. No quiero meterme de delincuente obligado, ¡Sálvame de este infierno! ¿Cuántos de estos hombres no terminan en la cárcel de Yare o de El Dorado, y allá hasta los queman vivos?

Todo porque muchos de ellos tienen que salir a robar un pan para darle a sus hijos y que no se mueran de hambre. ¿Cuantos no caen en eso? Creo que yo también caería”, dijo en un discurso frente al Ejército y los chavistas.

La oposición ha dicho en diversas ocasiones que el presidente hacía entonces una apología del delito, tal como señaló en enero de 2014 y en entrevista a Noticiero Digital el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma: “Chávez dijo en 1999 que era legítimo matar, atracar, asaltar o robar, para poder comprar un alimento y cubrir alguna necesidad básica. Allí inició esta crisis de valores”.

Pero no se quedó allí. Para Ledezma “una de las causas del incremento de la inseguridad en estos años, está asociada con la apología de la violencia. La crisis de valores comenzó a profundizarse en el país cuando un jefe de gobierno, en un acto público celebrado en el Paseo de los Próceres, llegó a justificar la comisión de delitos so pretexto de que un ciudadano no tuviera ingresos”.

Violencia evidente

Tras un 2014 que se cierra en Venezuela con alrededor de 25.000 homicidios, otra faceta alarmante de esta problemática sale a la luz, la del creciente asesinato de policías y funcionarios públicos. En lo que va de este 2015, han matado a 41 efectivos en el país vecino. Comparando con las cifras que se registraban el año pasado por estas fechas, esto supone un aumento del más del 141 por ciento.

El fenómeno no es nuevo y su comportamiento ha sido zigzagueante en los últimos años. Según la Fundación para el Debido Proceso (Fundepro), de un 2012 nefasto para la labor policial, con 350 muertes violentas, el siguiente año finalizó con una mejora en las cifras (295), pero 2014 vio el retorno a la misma situación, con 338 asesinatos de policías (incremento del 14 por ciento).

El caso más reciente es el del agente Édgar Pérez, de 41 años, quien de regreso a su casa, en las afueras de Caracas, fue abordado por dos delincuentes que lo mataron para robarle su arma. Un compañero suyo consultado por Reuters, y quien pidió ocultar su identidad por no estar autorizado a dar declaraciones, explicó la situación que viven los policías en Venezuela.

“Los criminales tienen armas de guerra. Su poder de fuego es infinitamente superior al nuestro. Si yo meto preso a un malandro, él sale libre en pocos días y, no lo dudes, me buscará para matarme. Con el sueldo que tenemos los policías no vivimos en lujosas mansiones sino en barriadas, al lado de ellos”, aseguró.

Consultados por EL COLOMBIANO, expertos venezolanos coincidieron en lo expresado por el policía, pero agregaron varias otras causas que dan mayor vulnerabilidad de la Fuerza Pública frente a los delincuentes.

“Es evidente que la seguridad en Venezuela, después de lo económico, es el principal problema del país. No hay ningún sector de la sociedad venezolana que no haya sido afectado por niveles de inseguridad. El tema de la Policía es que termina siendo víctima de su propia labor de combatir al crimen, por varias razones. Primero, porque los salarios que reciben los agentes no son competitivos. Esto no permite que puedan sostenerse de mejor forma a como lo hace todo el mundo en los sectores populares. Las personas que delinquen allí se pueden lucrar mucho más”, explicó Jesús Castillo, politólogo y docente de la Universidad del Zulia.

El que es también columnista de Noticia al Día, agregó otra consecuencia al hecho de que las autoridades en Venezuela son muy mal pagadas: el que puedan terminar incluso delinquiendo, un fenómeno creciente en el país vecino. “Si el policía está por debajo de la cesta básica venezolana, es difícil que no se vea tentado a cometer actos delictivos para poder sobrevivir”.

Miguel Ángel Román, periodista y conductor del programa televisivo Café y Noticias, coincidió con Castillo en diálogo con este diario: “El agente está ante una disyuntiva terrible: “o soy delincuente y gano mejor, o me matan”. Es claro que ante la situación de Venezuela muchos terminan decidiendo lo primero”.

Vendettas y prisiones

Román considera que hay otro elemento que no se puede dejar a un lado al abordar el asunto de la inseguridad en el país. La reinante impunidad que existe, y su efecto distinto sobre la moral de delincuentes y policías:

“El asesinato de agentes es solo el reflejo de lo que sucede en toda la sociedad. Pero impacta más, porque se suele creer que los agentes de orden público tienen mayor capacidad de responder ante una acción delictiva. Ciertamente lo que está ocurriendo es que está creciendo la criminalidad. El factor más importante para que esto ocurra es que hay un altísimo nivel de impunidad en Venezuela: según cifras reconocidas por la fiscalía venezolana, 9 de cada 10 delitos quedan impunes”.

“Esa impunidad afecta por supuesto la percepción que tiene el malhechor y su miedo a ser castigado por algún crimen. Y en el caso de los policías genera otros efectos, como que a veces dentro de la institución hay casos de corrupción e incluso criminales. Hay hechos documentados de que dentro de la autoridad hay grupos metadelincuenciales. Bandas que sin ser propiamente agresoras comunes, act an de manera intermitente robando o extorsionando”., agregó.

“Existen pugnas internas, o con grupos de delincuentes comunes, sobre territorio y otros temas. Suele pasar que las bandas actúan contra estos policías, o pagan por matarlos y se genera una especie de vendetta que termina por engrosar las cifras”, acotó.

La inseguridad y la vulnerabilidad de las autoridades ante la misma, se ve exacerbada aún más por otro factor: el poco control que hay sobre las cárceles y el papel que juegan estas como centros neurálgicos de la criminalidad.

Román se refirió precisamente al tema: “En cuanto a la crisis carcelaria, se puede decir que si no hay una complicidad, existe cuanto menos una displicencia a la hora de castigar el delito. Al sistema carcelario ingresan armas, y desde ellas hay control de la delincuencia que hay en todo el país. Hay capos adentro que toman todas las decisiones. Lo que vivió en su momento Colombia con Pablo Escobar recluido en La Catedral, lo vive Venezuela ahora con la delincuencia en las prisiones. El gobierno no controla esto”.

Castillo, por su parte, habló del último factor, tal vez uno de los más importantes. La crisis económica que golpea a los venezolanos, hace que muchos de los más afectados por la falta de sustento y comida terminen buscando la “vía fácil” del delito.

“Ante las medidas económicas que aún no se toman en Venezuela, ante la escasez y la crisis, se hace cada vez más fácil para la delincuencia organizada su crecimiento. Es evidente además que cada vez más jueces, fiscales y miembros de la Fuerza Pública se involucran en actos criminales como extorsiones, cobro de vacunas, narcotráfico y distintos hechos punibles”, dijo.

“Hoy en día en Venezuela un arma cuesta mucho dinero, más por la inflación que sufre la economía. Por tanto, resulta para muchos criminales lógico emboscar a los policías para robarles el arma, así pueden venderla en el mercado negro y tener bastante ganancia”, concluyó.

Si Hugo Chávez pensaba, tal vez con razón, que la forma de evitar la inseguridad en Venezuela era brindando mejores condiciones de vida a los pobres, nada de esto se ha logrado tras 16 años del chavismo al frente del país. El problema se ha perpetuado, e incluso se ha agrav.ado en todo este tiempo

Infográfico
15
millones de armas circulan ilegalmente en Venezuela, según las autoridades.

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