De nada bastaría que incluso la Corte Penal Internacional (CPI) haya recibido denuncias contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, por violaciones a los derechos humanos. El régimen que este encabeza mantendrá hasta las últimas consecuencias su voluntad de realizar la polémica Asamblea Nacional Constituyente en la que la oposición —que habla por más de 7 millones de venezolanos con capacidad de voto— no tiene cabida.
Ni tampoco bastó el hecho de que, tras triunfos simbólicos como el referendo del domingo pasado y el paro cívico del jueves, la oposición se viera legitimada para contrarrestar ayer a la justicia chavista con un nombramiento independiente de 33 magistrados.
Aún si, como augura la baja popularidad de Maduro en sondeos y el creciente malestar ciudadano, los comicios chavistas tienen una participación significativamente menor que la que obtuvo la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el pasado domingo, los chavistas que se mantienen alineados a Maduro destruirán el legado de su máximo líder, Hugo Chávez, para establecer una nueva Constitución que blinde la dictadura.
Así lo consideran, desde todos los sectores políticos y civiles, expertos consultados por EL COLOMBIANO en el país vecino. “La oposición ha desarrollado acciones notables durante estos meses, especialmente el plebiscito, que fue una decisión acertada y podría impactar a la opinión pública. Pero Maduro sigue en el poder y determinado a realizar la constituyente, consciente de que lo puede hacer porque maneja el poder de las armas”, afirmó Alfonso Hernández, politólogo y docente de la Universidad del Zulia.
“Hoy el ministro de Defensa anunció que empieza el Plan República —para resguardar el proceso electoral como siempre se ha hecho en Venezuela—, y esto implica que los militares salen a la calle en vez de la Guardia Nacional, lo que significa que se reforzará la represión y la violencia”, agregó.
A la larga, la situación crítica que viven los venezolanos también beneficia en cierta forma al régimen, ya que la mayoría está concentrada en subsistir en su día a día, algo más urgente para ellos que protestar. Eso asegura aún cierta gobernabilidad —así sea mínima— para Maduro.
“Si la situación no fuera así, el paro cívico se hubiera extendido durante muchos más días”, consideró Hernández.