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Tres colectivos jóvenes paisas le abren campo a la paz

En un encuentro internacional en Bogotá exaltaron experiencias de tres colectivos de Medellín.

  • Cicla diseñada por el colectivo Ecoarte, para llevar plantas. FOTO Henry Agudelo
    Cicla diseñada por el colectivo Ecoarte, para llevar plantas. FOTO Henry Agudelo
  • Tres colectivos jóvenes paisas le abren campo a la paz
  • Tres colectivos jóvenes paisas le abren campo a la paz
  • En la foto izquierda, grupo Clown; luego, Plantas de la Memoria, en el cementerio de la comuna 13; Platohedro, y vivero de Ecoarte FOTos Henry Agudelo, Juan anchez y Cortesía
    En la foto izquierda, grupo Clown; luego, Plantas de la Memoria, en el cementerio de la comuna 13; Platohedro, y vivero de Ecoarte FOTos Henry Agudelo, Juan anchez y Cortesía
10 de mayo de 2015
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En la fachada del cementerio de La América, occidente de Medellín, llama la atención un cultivo de plantas ornamentales que cuelga de los muros como jardín de la memoria de las víctimas de la violencia que azotó a la comuna de San Javier. Detrás de este trabajo está el colectivo Entrecomunas o Ecoarte, un grupo de muchachos intérpretes de hip-hop, que ven en la naturaleza una forma de creación de temas en pro de la equidad y de combate al olvido, para no repetir el horror de la guerra.

Lo destacado de esta organización es que su experiencia, con la de otros grupos juveniles de Medellín, fue exaltada en el encuentro “Hacer la paz es innovación”, que se realizó en la Cámara de Comercio de Bogotá, convocado por la Fundación Empresarios por la Educación.

Valeria Mejía, secretaria de la Juventud de Medellín, anotó que para este certamen, en la ciudad, se abrió una convocatoria en la que se presentaron diferentes organizaciones de muchachos que trabajan con tecnologías y ejercicios simples en donde ellos son protagonistas de los desarrollos.

Así, contó Valeria, “seleccionamos la iniciativa de Entrecomunas (Ecoarte); una segunda propuesta fue la pedagogía del grupo de Clown Nariz Obrera, payasos, cuya tecnología es una forma para construir un colectivo con una resistencia antimilitarista y opuesta a la guerra”.

La tercera fueron muchachos dedicados a las comunicaciones que han logrado un gran espacio a través de las redes sociales, colectivo conocido en el barrio Buenos Aires como Platohedro.

“Fue muy bonito, porque mientras que otros colectivos enseñaban los adelantos tecnológicos, estos jóvenes, con cosas muy simples, demostraban cómo lograron conquistar a otros muchachos para buscar una solución e impulsar el desarrollo de sus comunidades”, dijo.

El trabajo de estos jóvenes será mostrado como prácticas innovadoras no solo en los numerosos clubes juveniles que tiene Medellín y en espectáculos culturales, sino que mediante una estrategia de comunicaciones se transmitirá el mundo.

Cultivos en la 13

En la calle 40 con la carrera 97, barrio San Javier, funcionó un basurero que por varios años afeó el sector. En el vecindario se ubicó La Casa Morada, sede del colectivo Entrecomunas, uno de los colectivos de Medellín que expuso en Bogotá.

Del problema se apersonaron los jóvenes del colectivo, que son seguidores del hip-hop. Tomaron el lote, lo limpiaron y lo sembraron con cultivos de pan coger, aromáticas y flores. Luego, inescrupulosos arrancaron las matas y reactivaron la escombrera.

El colectivo respondió volviendo a limpiar, sembrar y utilizando tres inodoros como materos que no pudieron destruir ni llevar a un botadero. Estas soluciones, creativas y pacíficas, son la filosofía de Entrecomunas.

Hugo Andrés Álvarez, conocido en el grupo como “Metano-La Máquina”, dijo que fueron tan insistentes en recuperar el lugar, que al final la misma comunidad se encargó de él y hoy recoge los productos que están en cosecha y cuidan las plantas. El colectivo nació como un proceso de resistencia de varias mujeres ante la escombrera de la comuna 13, en la que enterraron cadáveres de jóvenes asesinados a principios de este siglo.

Ahora ellos retomaron la iniciativa y la convirtieron en un hip-hop agrario. Se toman los sitios de la comuna y de otros sectores de la ciudad, degradados o en los que la violencia impide su acceso y los llenan de cultivos para beneficio de todos.

“Nos reunimos los sábados en nuestra sede que se llama la Casa Morada, de San Javier y allí planeamos el trabajo y componemos la música.

“También elaboramos con botellas reciclables materos para construir monumentos naturales que llamamos jardines verticales, plantas de la memoria y cuerpos gramaticales, para instalarlos como monumentos en diversos sitios en los que imperó la violencia”, anotó.

También se idearon un sistema de bicicletas que llaman “agrocletas”. Son bicicletas acondicionadas con dos canastas a manera de alforjas en las que transportan las plantas, la tierra y las herramientas para cultivar.

Luz Dary Vargas, habitante de San Javier destacó el trabajo y la insistencia de estos muchachos, que sin enfrentarse a nadie han sabido conquistar espacios. “Al frente de mi casa teníamos un basurero que nadie controlaba. Se lo tomaron los jóvenes, hicieron un vivero y sembraron y ahora no dejamos que nadie se acerque con una bolsa de basura. Este espacio nos beneficia porque podemos coger lechugas, cebollas, maíz, plátano y las plantas medicinales”, aseveró. El colectivo ha compuesto temas de hip-hop, como Tu partida, La mamá rapera, El metan-o y Tu partida.

Sátira con humor

El “kolectivo Clown Nariz Obrera” es un grupo de payasos del barrio Guadalupe, de la comuna 3 (Manrique), con una apuesta social desde el arte y técnicas del circo, donde, a través de sus puestas en escena, logran humanizar y hacer visibles problemáticas como el conflicto armado, la pobreza y la violencia de género.

Rubier Quintero Quiceno, integrante del grupo, creado hace tres años, indicó que son 12 muchachos, entre estudiantes de bachillerato y universitarios que decidieron hacer una crítica satírica de la cotidianidad, de los problemas sociales y de las vulneraciones de los derechos humanos, con actividades que son propias de las artes circenses.

Sobre la ponencia que hicieron en Bogotá resaltó que fue una manera de visibilizar el colectivo, en la que les dieron mucho tiempo para exponer la situación que vive Medellín y lo que se está haciendo para salir adelante construyendo y educando para la paz, desde la misma comuna. El grupo es inventor de una expresión de comunicación que llaman el “jajaísmo” que es reírse de todo, para que todo cambie.

Mauricio Durango, integrante del colectivo, vive en el barrio Popular de Medellín y es estudiante de Comunicación Social, define el grupo como un medio de formación y comunicación, para resistir y expresar sus sentires e inconformidades.

Comunicación libre

En una casa vieja del barrio Buenos Aires funciona el colectivo Platohedro. Carolina Martínez, comunicadora del grupo, manifestó que llevan 10 años trabajando el arte y la cultura en los procesos de transformación de la ciudad que están dirigidos a niños, adolescentes y jóvenes de todas partes. Difunden sus mensajes a través de su página web: wwwplatohedro.org, Facebook y Twitter. La casa siempre está abierta y a diario tienen más de 3.000 seguidores por las redes sociales. Han recibido personas de otros países y ya una canadiense trabajó 30 días con ellos. Dos de los integrantes expusieron la filosofía de comunicación del buen vivir de Platohedro, en Francia y Senegal (África).

Carlos Cano, diseñador del colectivo, contó que ellos elaboran páginas en la web como una forma libre de expresión donde todos puedan compartir sus ideas. El periodista Esteban Duperly, quien ha trabajado con los grupos juveniles de Medellín, afirmó que si se anteponen los mapas de los sitios en los que hay más colectivos y el de las zonas de mayor violencia, casi que coinciden. Esto demuestra que en los llamados “puntos calientes” no solo hay violentos, también jóvenes que se unen para cantar, bailar, hacer deporte, pintar, en fin, cosas productivas para su proyecto de vida, lo que habla de su resiliencia”, dijo.

En Bogotá, los jóvenes de Medellín compartieron este espacio con invitados internacionales como el palestino Amin Mannaa, mentor y emprendedor; el puertorriqueño Alejandro Rosado, líder del proyecto @followtounfollow, “Sígueme para que no sigas mis pasos”, quien logró una gran movilización en contra del delito al dar a conocer testimonios de convictos en redes sociales.

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