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Fabricato ahorró y vuelve a prender sus telares

Después de quince días de inactividad, la industria local enciende esta noche sus telares. Su presidente explica qué se logró con la medida y lo qué viene.

  • Carlos Alberto de Jesús, presidente de Fabricato. FOTOS Julio César Herrera
    Carlos Alberto de Jesús, presidente de Fabricato. FOTOS Julio César Herrera
08 de septiembre de 2017
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¿Cómo logra ahorrar una empresa que por dos semanas suspende su actividad productiva y le paga al 70,8 % de su personal para que esté en la casa?

Los interrogantes los resuelve con un ejemplo simple el presidente de Fabricato, Carlos Alberto de Jesús. “Es como el dueño de un carro que manda al conductor para la casa, pero deja de consumir gasolina, aceite, peajes, es decir, logra una reducción de sus gastos. Aun así, mantiene disponibles ambos recursos: el personal y la máquina” (ver Protagonista).

En diálogo con EL COLOMBIANO, el empresario explica los detalles que llevaron a esa determinación, así como sus alcances, logros e impacto. También anticipa qué viene para la compañía a partir de esta noche, cuando 1.700 trabajadores que estuvieron en licencia enciendan la maquinaria apagada desde el pasado 26 de agosto en las plantas de Bello y Rionegro.

En 2015, la administración de la empresa también licenció temporalmente a un grupo de trabajadores, pero entonces la decisión pasó inadvertida, por lo que De Jesús dice estar “sorprendido” por la repercusión que tuvo en esta ocasión.

“Otras compañías competidoras y muchas empresas del sector industrial también aplican medidas de reducción de producción en algún momento, parando un turno o no trabajando los fines de semana. Eso es algo razonable y sucede con bastante frecuencia”, declara.

La textilera paisa procesa 1.200 toneladas de algodón al mes, que consigue en los mercados de Estados Unidos, Argentina, Brasil e incluso en países africanos.

El año pasado las exportaciones aportaron el 20 % de la producción total y durante este 2017, Fabricato ha aumentado esos volúmenes hasta el 25 % de lo que elabora. Sus telas se despachan a México, Centroamérica, países andinos y mediante las empresas de confección esas telas llegan a Estados Unidos y Europa.

¿Cuánto le cuesta a la empresa paralizar su funcionamiento?

“Enviar a casa por dos semanas al grupo de colaboradores, cuesta a Fabricato unos 1.500 millones de pesos, pero en energía, materias primas e insumos se deja de gastar una cifra que puede llegar a los 10 mil millones de pesos”.

¿Cuál fue el alcance de ese cese en producción?

“La suspensión se extendió a las actividades de hilatura, tejeduría y acabado de telas, tanto en la planta de Bello como en la de Rionegro. Estimamos que por ese paro se dejaron de producir unos 2,3 millones de metros de telas. De los 2.400 trabajadores que tiene la compañía en su nómina, 1.700 estuvieron en licencia remunerada, mientras los otros 700 estuvieron adelantando sus actividades regulares”.

¿Cómo entender esa medida, sabiendo que al cierre del primer semestre la empresa ganó 5.944 millones de pesos?

“Este año arrancamos con condiciones muy favorables, dada la reconversión industrial que terminamos en 2016. Esta empresa tiene en el presupuesto una guía, y en el primer trimestre estuvimos cerca. No ocurrió así en el segundo trimestre, y cuando se comparan los números al cierre del semestre, quizás no se note la necesidad de parar la producción. Pero, si se equipara lo proyectado con lo real, se observa una diferencia muy importante. Terminado julio y avanzado agosto, pues entendimos que salir del inventario que acumulamos en el primer semestre era algo que no se estaba dando” (ver Informe).

¿De qué nivel fue el inventario que acumuló Fabricato?

“No voy a dar cifras en valor ni en metros, pero estuvimos en un 50 % por encima de lo deseado para este periodo. Es decir, el inventario era más que suficiente para atender nuestros compromisos comerciales. Lo que hicimos fue tomar todo ese producto terminado y cumplir con los pedidos. Así, se pudo mantener la empresa con el mismo nivel de actividad comercial, pero disminuyó la carga y la necesidad de capital de trabajo para seguir operando”.

¿Por qué es tan grave tener inventarios altos?

“Porque la tela es perecedera. Trabajamos con moda y la moda es perecedera. En las bodegas no se nos pudre la tela como tal, pero, ¿qué pasaría si tenemos una tela estampada de paticos para hacer camisas y estos pasan de moda para darle paso a la tela estampada de gallinas? Esto es para decir que no puede perderse la perspectiva de moda y, en particular, en el segmento de valor agregado al cual le apuntamos. No somos productores de commodities (genéricos), y para atender a nuestros clientes hay que estar innovando”.

¿Qué hubiera ocurrido si la empresa seguía operando?

“Tendríamos parqueado otro gran volumen de telas y tendríamos que destinar muchos recursos, así como pagar intereses para tener un producto quieto y eso no vale la pena”.

¿Qué es lo que cambia en dos semanas, como para determinar que se pueden encender los telares?

“Básicamente, la causa que originó el cese de actividades: mantener un saludable flujo de caja. Esta es una empresa que viene en un proceso de modernización y la hemos tenido en una condición sana. Con la parálisis logramos un efecto positivo para la empresa en un año difícil, y con lo ocurrido hasta agosto ya sabemos que este año no despegó la economía. Así que en la noche del domingo (hoy) arrancamos para seguir atendiendo necesidades de demanda, con un uso de nuestra capacidad que no será necesariamente el 100 %. Puede ser entre 70 % y 85 %, que sería el flujo natural para atender los negocios”.

Luego del cese, ¿qué garantiza o asegura que la próxima decisión no será un recorte de personal?

“No hay ninguna garantía en eso. Esta es una compañía de capital abierto, privada y tiene que buscar la optimización de sus recursos, entre ellos los humanos. Desde hace casi cuatro años que llegué a Fabricato, he sido claro con los cinco sindicatos de la empresa y he dicho que si hay que salir de 100 o 200 trabajadores, pues nos toca porque, finalmente, no se trata de sacar 100 o 200 empleados, se trata de defender el puesto de los que quedan. Cuando una empresa pretende ser competitiva debe seguir muchos pasos y si eso representa la salida de empleados, se hará y los que queden deben hacerla competitiva y que genere valor” (ver Dicen de...).

¿Cuál es el sentido de modernizar la empresa y pararla dos semanas?

“Tenemos que entender que una compañía no vive de un año o de un semestre. Una empresa vive con proyecciones de largo plazo. Toda la inversión que hicimos no es pensando en recuperarla en seis meses. Uno se imagina que todos los años que vengan serán buenos, pero este será malo y la compañía está preparada para aprovechar las oportunidades que lleguen, eso es una verdad”.

¿Cuánto se invirtió en la reconversión industrial?

“Unos 45 millones de dólares, sumado a la nueva planta de tratamiento de agua, que demandó otros 9.000 millones de pesos”.

¿Esa transformación provocó recortes de personal?

“La reconversión que ejecutó la empresa se tradujo en la salida de empleados, la nómina pasó de 3.900 a 2.400 personas en los últimos tres años y medio”.

Además de asegurar el flujo de caja, ¿qué más se logra con esta pausa operativa?

“Nos sorprendió la manera cómo fue recibida esta medida, que es un recurso posible para la industria, aunque no es lo más deseable. La proporción que esto tomó nos trajo un beneficio adicional. Vemos que se generó una conciencia colectiva por parte de la sociedad sobre la competencia desleal. Esto nos trae una oportunidad de mostrarle a la gente que lo que tenemos es bueno”.

¿Cómo se va a aprovechar ese beneficio colateral?

“Con el reinicio de actividades vamos a lanzar una campaña para ayudarles a los consumidores a identificar las telas colombianas. Vamos a entregar una etiqueta que indique que el textil es hecho por Fabricato. Ya hemos hablado con nuestros clientes y proveedores para emprender esta iniciativa, acogiendo mensajes de quienes nos han escrito pidiéndonos indicaciones sobre cómo identificar los textiles hecho en Colombia” .

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