En medio de un contexto social, económico y político bien complicado que llevó a los ciudadanos de Argentina a llevar a cabo un paro general, el gobierno del presidente Mauricio Macri busca salidas urgentes para mitigar el daño financiero que está sufriendo su país y que le ha llevado, entre otras cosas, a que la bolsa de esa nación se haya desplomado hasta un 8,6 %.
En medio de esa crisis económica, Argentina volvió a tener un estatus que había perdido desde 2009: la de ser un mercado emergente, pues había logrado ser “competente”. ¿Por qué es importante? Básicamente porque da cuenta de que el clima financiero parece recuperarse con miras a hacer negocios o inversiones “es un ambiente favorable”, dijo la empresa calificadora Morgan Stanley Capital International.
Tanto entrar como salir de la categoría de “emergente” depende de condiciones macroeconómicas que pueden generar que un país pase de ser un potencial receptor de inversión extranjera a uno con “condiciones poco favorables” para el desarrollo de negocios. También puede, por su misma dinámica, consolidarse como una economía madura, estable y desarrollada.
Colombia, en medio de este panorama, desde 2011 se le considera como un mercado emergente y hace parte de un grupo al que se le conoce como: Civets (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Egipto y Turquía), países que por cuenta de las calificadoras de riesgo son consideradas como naciones con climas aptos para la inversión extranjera.
Si se revisan los números de la inversión extranjera directa que recibía Colombia, según datos del Banco de la República, un año antes de que el país entrara a ese grupo de mercados emergentes (2010), se ubicaba en 6.430 millones de dólares, para 2011 esa cifra ya estaba en 14.647 millones. El crecimiento de esta inversión creció constantemente hasta 2014 (16.167 millones de dólares), a partir de 2015 hubo una caída cercana al 27 %. Pero con una leve recuperación entre 2016 (13.850 millones de dólares) y 2017 (13.924).
En 2015, Samuel George, miembro de la Fundación Bertelsmann le dio la connotación a Colombia de “Puma del Pacífico”, por la proyección que se estimaba sobre las naciones pertenecientes a la Alianza del Pacífico y sus perspectivas como nichos consolidados para ser nuevos mercados, con capacidad de maniobra, para recibir inversión extranjera (ver Antecedentes).
Tener un marco fiscal confiable, leyes que protegen la libre empresa, garantías para los inversionistas e instituciones serias eran fundamentales. Pero además, el documento resaltaba que para alcanzar las perspectivas presupuestadas, los diálogos de paz con la entonces guerrilla de las Farc debían llegar a buen puerto.
“Para liberar el potencial de crecimiento de Colombia, es fundamental lograr una paz duradera, que se extienda más allá de las principales áreas metropolitanas. Los dos últimos presidentes colombianos han invertido un significativo capital político para abordar el conflicto persistente, a pesar de que han elegido tácticas extremadamente divergentes”, decía George en su momento.