El 45 por ciento de los empresarios aseguran no encontrar en Colombia los trabajadores capacitados para suplir sus vacantes. Este dramático diagnóstico revelado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) es consecuencia, en gran medida, del modelo educativo, que no forma la fuerza laboral que requiere el mercado.
Así lo dijo, David Rosas Shady, líder de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en diálogo con EL COLOMBIANO.
Para el economista, los esfuerzos del Gobierno deben estar acompañados de una política a largo plazo, sobre todo, cuando el panorama económico del país pondría en riesgo el empleo formal.
¿Qué ha hecho mal Colombia para obtener cifras como la revelada por la Ocde?
“Es una situación que vemos con preocupación. Desde hace mucho alertamos sobre esta situación en Colombia. Los esfuerzos del Gobierno son evidentes y se ven reflejados en recursos. Es el caso del Sena, que tiene un presupuesto importantísimo. Eso ha aumentado la cobertura en formación para el trabajo en competencias técnicas y tecnológicas. Hasta ahí, todo bien, pero se descuidaron variables como la calidad y la pertinencia de esa capacitación”.
Y, ¿eso cómo se interpreta desde el mercado laboral?
“Esto hace que Colombia no destaque por su productividad laboral, ese indicador es muy bajo en comparación con otros países. Y no hablo de naciones desarrolladas, frente a los países de América Latina, el país tiene muy bajos niveles de productividad. Eso es preocupante porque Colombia compite de igual a igual en mercados internacionales”.
¿Qué nos pasa en materia de calidad educativa?
“Tener calidad educativa es asegurar conocimiento útil y actualizado sobre lo que se estudió y eso hay que medirlo. En Colombia hay muchos procesos para medir la calidad y ninguno es, a ciencia cierta, un referente para analizar el panorama en términos de productividad. Ahora bien, sólo el 4 por ciento de la oferta de conocimiento están acreditadas en alta calidad, eso es muy poco”.
Pero en ese caso, el problema también pasa por la información a los ciudadanos sobre en qué deberían capacitarse, ¿hay falencias en eso?
“Sí. Los jóvenes no tienen información sobre dónde invertir los años de educación. Hay estudios para Colombia que muestran los promedios de retorno de la educación superior y se ven saldos negativos”.
¿Eso qué significa?
“Es decir, hay escuelas y carreras que representan un gasto y no una inversión. Un joven, en ese caso, estaría mejor si no hubiera estudiado, pues se habría evitado ese gasto. Eso es dramático. Hay jóvenes que invierten hasta cinco años de su vida para tener retornos negativos”.
¿Cómo se debe mejorar en ese campo?
“Debe hacerse desde la base, tener un indicador tan clave como saber si la persona que estudió en mi institución consiguió un empleo formal en lo que se educó. Eso no se tiene. No se sigue a las personas para saber si crecen, eso es problemático”