viernes
7 y 9
7 y 9
El chirrido de un torno que se oye desde la entrada haría pensar que es una carpintería. Los movimientos perfectos de una cortadora láser supondrían que es un laboratorio de modelación. El cautín cayendo con un punto de soldadura sobre un circuito confundiría con que es un taller de reparación de aparatos eléctricos. Una impresora que da forma en tres dimensiones a una mano de plástico despistaría con ser un centro de ingeniería biomédica para prótesis.
Pero todo eso se queda corto para lo que es el nuevo edificio de dos plantas con forma de antena que se ve desde la estación metro Universidad y contiguo a Parque Explora, en el norte de Medellín.
Inicialmente se le llamó “colaboratorio”, quedó bautizado como Exploratorio y, en todo caso, cumple con una promesa: ser taller público de experimentación, un laboratorio de la colaboración.
El sujeto: todos
Abrió desde hace dos meses. Para ingresar, las únicas boletas exigidas son: tener una idea que se salga del molde; la intención de compartir lo aprendido y aprender; asumir el error como oportunidad, no como fracaso; y estar dispuesto a darle forma, con las manos, un computador o unas máquinas sofisticadas a la creatividad que puede terminar en forma de solución, prototipo o emprendimiento.
Eso se entiende desde que se ingresa y se lee un “Manifiesto exploratorio” que anima a pensar distinto, sentando en una mesa, durante una conversación sobre un plan de negocios, en una charla de software de código abierto, es decir, sin más licencia que usarlo libremente para crear.
Allí se entiende que cualquiera puede construir soluciones distintas y efectivas, basta la voluntad de trabajar en plural, sin necesidad de credenciales académicas o una alta formación científica. Al Exploratorio puede acudir la ama de casa, el joven inquieto, la vocación tardía por la manualidad, el universitario que abona su futuro. En el Exploratorio caben todos (ver Dicen de...).
“Queremos fomentar nuevos oficios que se traduzcan en nuevos modelos de negocio y más oportunidades. El espíritu del Exploratorio es ser un espacio de encuentro, mediado por fabricar, idear, prototipar ideas, proyectos y soluciones”, explicó Andrés Roldán, director de Parque Explora.
El verbo: experimentar
Este espacio de 1.053 metros cuadrados costó 2.232 millones de pesos, más 495 millones para la dotación. Y ahora cuenta con el apoyo de iNNpulsa, instancia del Gobierno que fomenta el emprendimiento y la innovación, para cubrir sus gastos de funcionamiento luego de un primer aporte de 180 millones de pesos.
“Cuando empezamos a hablar con Explora sobre este espacio, vimos que era la oportunidad de apoyar un proyecto en que las ideas nacen para luego sembrarlas y cosecharlas como una manera de transformar la economía”, comentó a este diario Juan Carlos Garavito, gerente de iNNpulsa.
En últimas, el Exploratorio es un crisol de creatividad, un espacio gratuito para la economía colaborativa, un detonante de esa otra innovación abierta que no requiere millones de dólares para transformar la sociedad.
Y hasta sirve de confesionario de nacientes emprendedores para sumarle conocimiento y perspectiva a sus planes empresariales antes de escalarlos con ayuda de otras entidades de la ciudad.
“Antes para poder hacer un modelado, como una prótesis, se requería mucha plata, pues aquí lo podemos hacer con software gratuito y en la impresora 3D. Tampoco se necesita pasar de la idea a un molde de 200 millones de pesos para tener el prototipo de un producto o de un personaje de videojuego. Aquí están las herramientas dispuestas para esas ideas y proyectos de emprendedores”, comentó Jorge Ochoa, uno de los animadores del Exploratorio.
El adjetivo: colaborativo
Esto toma sentido en el tránsito actual de una economía dependiente del petróleo y la minería hacia una que tiene que reinventar su modelo de desarrollo productivo para hallar crecimiento en sectores con mayor valor agregado. Solo así, desde las regiones, habrá mejores oportunidades en todos los estratos de la sociedad colombiana, agrega Garavito.
El Exploratorio tiene la bondad de ser una iniciativa local, que no viene desde el Gobierno, y emula las experiencias de colaboratorios que a distinta escala se han concretado en distintas latitudes para sumar conocimiento colectivo para cumplir un objetivo.
Un ejemplo emblemático es el proyecto de Reactor Termonuclear Experimental Internacional (Iter, por sus siglas en inglés), en que se sumó el conocimiento científico de grandes potencias económicas para hallar nuevas fuentes de energía. Pero también un colaboratorio es la red de bibliotecarios argentinos para potenciar la formación en plataformas de internet.
El adverbio: ahora
En esa medida, el Exploratorio de Medellín se encuentra hasta este mes en una etapa de inducción para que los medellinenses lo conozcan y se apropien.
En la página www.parqueexplora.org o llamando al 5168300 se pueden consultar charlas, recorridos y talleres programados en que cualquiera puede inscribirse, sea de fabricación digital, programación, serigrafía o carpintería, entre otros. Igual está abierto para “la libre aproximación” de 10 a.m. a 6:30 p.m., de lunes a sábado, mientras los domingos se cierra a las 3 p.m.
Señaló Roldán que en próximos meses se dispondrá de una agenda académica y cultural, con aliados locales, nacionales e internacionales. También se abrirán convocatorias con retos específicos de soluciones aplicadas en distintos campos del conocimiento. El Exploratorio no sabe de límites.