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En 2008, la administración del entonces presidente norteamericano Barack Obama vivió uno de los momentos más difíciles de la economía de su país, una recesión que trajo como consecuencia que el Producto Interno Bruto de esa nación se contrajera 6,2 % para el cuarto trimestre de ese mismo año, e impulsó la tasa de desempleo hasta 8,5 % en marzo de 2009.
“La culpa es de los bancos”, dijo en 2008 el empresario Warren Buffett al diario El País de España, tras consultársele por quiénes eran los responsables de la crisis económica mundial. Al mismo tiempo, Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) entre 1979 y 1987, lideró la idea de que los bancos tuvieran más trabas para invertir en mercados volátiles, una de las razones del descalabro del sector financiero de Estados Unidos hace ya ocho años. La moción fue recogida bautizada como la Regla Volcker.
En las últimas reuniones de la FED se ha abierto la posibilidad a que dicha regla se flexibilice con el argumento de que se trata de una medida “excesivamente compleja”, dijo Jerome Powell, presidente de la FED a medios de su país.
“En Colombia serían dos los efectos colaterales, en dos campos distintos. Uno estaría en que la banca colombiana también podría tener una guía, una directriz más clara sobre los modos de inversión; el otro, tal vez más importante, un posible aumento de la inversión extranjera directa. La banca internacional seguro incrementará su interés por expandirse a otros mercados”, aseguró Alejandro Torres, profesor de economía de la Universidad Eafit.
Según el más reciente Boletín de Indicadores Económicos que hace el Banco de la República, la inversión extranjera directa, durante los tres primeros meses del año, superó levemente los 2 mil millones de dólares.
Esa inversión extranjera tiene como sector más atractivo al minero y petrolero, que según datos del Banco de la República, cuenta con el 40 % de la torta, las actividades asociadas al segmento financiero se llevan cerca del 18 %, inversión que además llega, en gran parte, de la mano de fondos de capital privado (ver Paréntesis).
Precisamente sobre este punto es que la FED ha llamado la atención. La flexibilización de la regla también se hace con miras a que los bancos puedan llevar a cabo operaciones con los fondos de capital privado.
“Lo que menos necesitamos son esos ‘capitales golondrina’ (dinero que se invierte en un plan, se recibe el rendimiento, y este vuelve a su origen). Acá lo que se requiere es inversión duradera, que ayude al país. Y sí es bueno que se incentive la llegada de este tipo de capital, pero que se haga de manera controlada”, agregó José Roberto Acosta, miembro de la Red por la Justicia Tributaria.
Según datos de la Asociación Colombiana de Fondos de Capital Privado (ColCapital) el tamaño de esta industria ya se acerca a los 14 mil millones de pesos. Las inversiones hechas en el sector energético son las más sobresalientes (48 %), inmuebles y construcción (31 %), infraestructura (6 %) y el comercio al por menor (5,1 %) y cuenta además con más de 95 fondos en Colombia.
“Los fondos de capital privado ofrecen activos alternativos, diversificación de mercado y respaldo. Y sí ofrecen un vehículo más eficiente en la medida en que estos conocen las regulaciones internas y los sectores de mejor desempeño”, argumentó Armando Hortúa, gerente de inversión en el fondo Progresión.
Hortúa agregó que el atractivo del país está en que estos fondos cuentan con gobiernos corporativos estables, vigilados por la Superintendencia Financiera. “La competencia en América Latina es fuerte, pero hay sectores emergentes que pueden interesar”.