La transformación de la economía colombiana no pasa por depender de externalidades macro (desempleo, inflación, bajo crecimiento económico o déficit de la balanza comercial), se trata de que las empresas tengan un producto que transforme al mercado y genere alto impacto (disrupción).
Así lo manifestaron ayer conferencistas y empresarios consultados por EL COLOMBIANO en la primera jornada de Crecer Camp, evento que realiza por primera vez Bancóldex en el país y que reúne a 2.000 empresarios y emprendedores de 21 departamentos. La cita se cumple en Bogotá.
Dicha receta permite superar problemas como la financiación de proyectos, en cuanto a montos y plazos, en particular cuando la banca colombiana no presta tan fácil, porque “hay que demostrar que no se necesita el dinero para que le presten a uno”.
Pero, lo más grave es que no existe financiamiento de largo plazo, algo que le cuesta mucho al producto interno bruto (PIB) de Colombia”, comentó Mauricio Trujillo, vicepresidente de Hada S.A., empresa de Manizales dedicada a prestar servicios de manufactura de jabones en barra y productos líquidos.
Pese a los obstáculos financieros, sus productos innovadores llegan a 17 países, tienen 560 empleados y esperan ventas superiores a los 60 millones de dólares al finalizar 2017.
A propósito de este cuello de botella para el desarrollo de las empresas, el Banco de Comercio Exterior de Colombia (Bancóldex) ve una oportunidad de mercado en esta línea de negocio, y su presidente, Luis Fernando Castro, reconoció que les interesa tener una cartera que esté colocada a más años, en lugar de que empresarios prepaguen deuda o que se ahoguen por cumplir con créditos que los dejen sin liquidez.
“Tenemos un saldo de cartera de más de seis billones de pesos y tenemos plazos promedio de entre siete y ocho años, cuando antes era de dos o tres. Esto permite generar confianza para crecer más en los créditos de largo plazo”, resaltó Castro.