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Locería, la nodriza de una Corona de 135 años

La historia menuda de una fábrica en Caldas, sur de Valle de Aburrá, de la que germinó una multinacional.

  • Locería Colombiana fue fundada en agosto de 1881. Su única planta, en Caldas (Antioquia), emplea a más de 1.200 personas. FOTOs Archivo El Colombiano
    Locería Colombiana fue fundada en agosto de 1881. Su única planta, en Caldas (Antioquia), emplea a más de 1.200 personas. FOTOs Archivo El Colombiano
  • Locería, la nodriza de una Corona de 135 años
17 de agosto de 2016
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Locería Colombiana fue la primera sociedad anónima de Colombia, fundada el 13 de agosto de 1881 bajo el nombre de Compañía Cerámica Antioqueña, en el municipio de Caldas. En 1935, quebrada y con una precaria operación fue comprada por Gabriel Echavarría Misas, quien tenía su finca de recreo en esas tierras frías al sur de Medellín.

De la mano de sus hijos y con un gran olfato industrial, comenzó a escribir la historia de la hoy conocida como Organización Corona que, cinco generaciones después, celebra 135 años como una de las empresas familiares más longevas del país.

De Locería se desprendieron más negocios en sanitarios (Mancesa, 1960), grifería (Grival, 1963), aislantes eléctricos y materiales refractarios (Electroporcelana Gamma, 1963) e insumos industriales (Sumicol, 1965). Luego vendría más fábricas de baldosas, sanitarios, y desde hace seis años, para fabricación de pinturas.

A ese brazo industrial, el conglomerado sumó en 1994 uno de retail, con los almacenes Corona y la alianza con la chilena Falabella en Homecenter y Constructor, así como el Banco Falabella y las tiendas del mismo nombre.

La Organización creció hasta ser un jugador global en seis negocios: hoy tiene 29 plantas en Estados Unidos, Centroamérica, México, Brasil y Colombia; exporta a 53 países en cinco continentes; genera más de 15 mil empleos; y solo en 2015 facturó 5,1 billones de pesos.

La apuesta de futuro está en la producción de cemento, en alianza con la española Molins. Por eso construye una planta en Sonsón (Oriente antioqueño) con una inversión de 370 millones de dólares para tener capacidad de producir 1,35 millones de toneladas anuales.

La madre de Corona

Mientras tanto, Locería, la nodriza desde la que se labró lo que hoy es Corona, también ha sabido abrirse camino con sus vajillas, pese a los embates de los ciclos económicos y con un portafolio que pasó de cuatro a más de 4 mil referencias de pocillos y platos (ver Opinión).

A pesar de producir 4,5 millones de piezas al mes, de exportar a 25 destinos regulares, de haber llegado incluso a Corea del Sur, Catar y hasta Japón, de tener un 65 % del mercado colombiano en hoteles y restaurantes, así como otro 45 % en hogares, pese a todo esto, Locería aporta apenas el 6 % de ventas industriales de la Organización.

“En Locería empezó Corona y hoy es pequeña en su participación, pero por décadas fue clave para impulsar otros negocios, hasta la década de los ochenta fue una empresa muy rentable, como lo volvió a ser en los últimos años”, comenta su gerente desde hace una década, Luis Fernando Mejía, quien está al frente de más de 1.200 empleados.

Lo cierto es que, como a otras industrias, la apertura económica golpeó a Locería, que no estaba preparada para la invasión de vajillas chinas de mala calidad, pero baratísimas. A eso se sumó una crisis en la construcción de vivienda a finales de los noventa que hizo que Locería diera pérdidas por 13 años continuos, hasta 2006.

“En una multinacional normal, se hubiera cerrado la operación, pero don Hernán Echavarría (hijo de don Gabriel y líder de la Organización), siempre dio una orden: ‘esa empresa vio nacer a Corona y no podemos abandonar a Caldas, por eso hay que hacer todo lo posible para que salga adelante’”, recuerda Mejía que le comentó Francisco Mejía Vélez, quien fue presidente de Corona, en el funeral de don Hernán, hace 10 años.

Y esa consigna familiar se mantiene hoy, a pesar de que un 40 % de las ventas de Locería sean por exportaciones, estando a más de 600 kilómetros de un puerto en Cartagena o a casi 500 de Buenaventura.

Por eso Locería no se va de Caldas, a pesar de que sus 52 mil metros cuadrados construidos ya no den mucho margen para crecer en capacidad instalada. Y también en un año en que el incremento en ventas, cuyo monto Mejía se abstuvo de revelar, se estima será de 20 % frente a 2015.

“Seguimos ganando en eficiencias con la misma capacidad. Nuestra próxima ampliación será aquí mismo, con un horno nuevo, con esta gente de Caldas que ha crecido también con Locería, desde 1881, cuando la mayoría de colombianos comían en totumas y tablas”, concluye Mejía.

20 %
es lo que estima Locería Colombiana crecerán en 2015 sus ventas, 40 % de ellas por exportaciones.

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